Gonzalo Martínez hizo un gran partido antes de salir del campo por lesión. El 'Pity' abrió el marcador con remate de izquierda.  (Foto: AFP)
Gonzalo Martínez hizo un gran partido antes de salir del campo por lesión. El 'Pity' abrió el marcador con remate de izquierda. (Foto: AFP)
Juan Miguel Jugo Rebaza

Con cabeza fría, pero con un corazón caliente, doblegó a en la ‘Bombonera’ y se llevó el tercer superclásico del año ampliando así su “paternidad”. A los millonarios le bastaron dos voleas para derrumbar los pilares de un estadio colmado de hinchas xeneizes.

El equipo de Marcelo Gallardo supo jugar ante la presión y logró abrir el marcador con un soberbio zurdazo del ‘Pity’ Martínez. Aquel tanto desconcertó a Guillermo Barros Schelotto, quien no pudo encontrar respuestas en el primer tiempo. Benedetto se encontró muy solo en el área y ello no le permitía asociarse con  Pavón ni Tévez. En cambio, River sí supo cohesionar funciones en el centro del campo y dosificaba esfuerzos en el medio. La figura de Ponzio fue clave para mantener el equilibrio. Un relojito.

En la primera etapa, los millonarios fueron más ordenados y tuvieron fluidez para elaborar jugadas de ataque. Lograron cubrir el campo con jugadores bien posicionados para ejercer la presión necesaria y así recuperar el balón. Es bueno resaltar la participación de una de las figuras del partido: Exequiel Palacios, un chico de 19 años que aportó en marca y en el juego; presionó la salida del rival y nunca le pesó la camiseta en su debut en la ‘Bombonera’.

El planteamiento de Gallardo sorprendió a muchos. El acostumbrado 4-1-4-1 lo cambió por un 4-2-3-1, con dos mediocampistas en la primera línea: Ponzio y Enzo Pérez; dos extremos: Martínez por izquierda y Pratto por derecha; dejando al medio a Palacios y a Borré como único delantero. De esa forma, la táctica fue recuperar e ir al ataque. A pesar de la lesión del ‘Pity’, el colombiano Quintero lo supo suplir correctamente.

Los xeneizes apelaban a los desbordes de Pavón por izquierda buscando a Benedetto, pero sin mucha fortuna. Tévez no tuvo una buena tarde y la pasó sin generar peligro. Zárate quien ingresó por Carlitos, y Cardona por el desordenado Jara, no encontraron espacios suficientes para igualar el marcador. Nahitan Nández tampoco destacó en Boca. El uruguayo pasó mucho tiempo fuera del medio sector para jugar por las bandas, luego pasó ocupar el lugar de Jara, siendo poco trascendente en el juego. Los locales fueron más empuje que ideas.

La respuesta de Gallardo no se hizo esperar: Zuculini reemplazó Enzo Pérez para dar soporte al medio defensivo y luego repitió la fórmula de la Supercopa argentina de este año: Scocco ingresó por Pratto para buscar de contra. El rosarino marcó el segundo y sentenció la historia.
Boca no encontró nunca el camino para batir el arco millonario. Solo dos cabezazos casi al final del encuentro, uno en el travesaño y otro evitado con una gran tapada de Armani sirvieron para inflar más el pecho de River Plate, el amo de los últimos superclásicos.

River ha demostrado conocer muy bien el libreto de Gallardo, que se puede resumir así: recuperar y atacar. Su verticalidad le viene dando frutos desde hace casi un lustro y se vienen muchos más retos. Quizá en esta Copa Libertadores podamos ver la mejor versión de "la banda", y si el destino es generoso una final con Boca Juniors.

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