Robert Lewandowski, como pocas veces, desperdició un par de ocasiones debajo del arco. (Foto: Agencias)
Robert Lewandowski, como pocas veces, desperdició un par de ocasiones debajo del arco. (Foto: Agencias)
Marco Quilca León

El resultado es, una vez más, adverso: 2-0 en el Allianz Arena. Pero las sensaciones son totalmente distintas. En el sabor amargo de la por la segunda fecha del grupo C de la Champions League, el encuentra cierta dulzura de dignidad. Esa tranquilidad por haber competido al más alto nivel en el mismo estadio en el que hace menos de un año, cuando estaba sumergido en una grave crisis económica y era el debut del español como técnico culé en el certamen, caía goleado en el marcador y humillado en el terreno de juego.

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De hecho, el estadístico español tuiteó un dato que demuestra que este martes el conjunto catalán no fue un fantasma ante el panzer bávaro. No como las últimas dos veces. “El Barza en los dos partidos completos de la pasada temporada vs. El Bayern: 12 remates (dos a puesta). El Barza, hoy en el primer tiempo en Múnich: diez remates (dos a puerta)”. De hecho, los culés acabaron con cuatro disparos con dirección de gol y 18 en total.

La estadística habla de la supremacía que mostró por momentos el Barza en suelo alemán. Al menos en el primer tiempo. Presionó la salida del Bayern y creó muchas situaciones de gol que no terminaron dentro de la portería por falta de eficacia y la grandeza de Manuel Neuer. En esos primeros 45 minutos, los bávaros apenas remataron cuatro veces (una al arco de Marc André Ter Stegen).

“El gol ronda por el estadio”, comentó Miguel Simón en plena trasmisión de la cadena ESPN. Por lo que mostraba el Barcelona, todo hacía indicar que el primer festejo se escucharía por todo lo alto en Cataluña. A los 8 minutos nada más, Pedri -un CRACK, en mayúscula, que a veces se olvida que tiene 19 años- se plantó solo delante de Neuer después de un recorte monumental, pero el guardameta detuvo su remate rasante y a quemarropa con el pie.

El despliegue de Gavi -18 años, otra joya para el presente y futuro- y el buen posicionamiento de Sergio Busquets en campo rival para robar balones fueron magníficos. Y las ocasiones seguían llegando. Robert Lewandowski, que volvía a la que fue su casa por casi una década, tuvo dos ocasiones claras para anotar, pero falló como pocas veces acostumbra. Una tras un pase Gavi en el que quedó frente a frente con Neuer, pero mandó el balón por encima del arco; y otra desde un cabezazo que se encontró con los guantes del portero.

Robert Lewandowski presiona y roba un balón cerca al área del Bayern, fuerza el ataque y la jugada acaba con Pedri rematando a portería.
Robert Lewandowski presiona y roba un balón cerca al área del Bayern, fuerza el ataque y la jugada acaba con Pedri rematando a portería.

Xavi se desesperaba en la banda por la falta de eficacia. Se llenaba de impotencia porque sabía que al frente estaba el Bayern y porque, claro, en la élite no se puede perdonar. De nada sirve generar sin convertir. Según , el Barza ganó en la estadística de los ‘Goles esperados’, que es una métrica que analiza la calidad de las ocasiones que tiene un equipo en un partido. Pero perdió la guerra, esa que se gana con goles hechos.

“Estoy enfadado. La sensación es que dominas, pero pierdes. El aprendizaje es duro. Estoy enfadado y orgulloso también. Hemos sido mejores, pero esto va de ganar. Ellos están hecho y nosotros estamos en el proceso. Tenemos que mejorar. Es una pena”, señaló Xavi en conferencia de prensa.

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Cuatro minutos, dos goles y una lección

En Europa no se puede fallar. Menos en un partido de élite, contra un rival poderoso. El Barza regresó del descanso con las sensaciones de poder ganarlo y se chocó con un muro bávaro. Lucas Hernández (50′), tras una desconcentración de Marcos Alonso en un tiro de esquina; y Leroy Sané (54′), luego de una enorme jugada de Jamal Musiala -el atacante de 19 años que es otro ejemplo de por qué estamos años luz de allá- sentenciaron el partido.

El Bayern volvió a abofetear al elenco español. En los últimos nueve enfrentamientos, ganó ocho, metió 28 goles y apenas recibió siete. Además, igualó el récord del Real Madrid con 30 partidos consecutivos sin perder en fase de grupos de la Champions. Una verdadera máquina.

Pero el Barcelona compitió. Durante 45 minutos tuvo el partido a tiro, luego le fue difícil sobreponerse. Pedri volvió a tener un mano a mano que el palo le negó para el descuento. Otro fallo que quizá pudo cambiar el final de una historia repetida, aunque con una sensación distinta. Xavi Hernández y su Barza deben aprender de estas lecciones si quieren volver al primer escalón del fútbol europeo.

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