El portero del Liverpool salvó de milagro la caída de su arco ante el Bayern Múnich, por la ida de los octavos de final de la Champions League.
Corrían los 12' minutos de la etapa inicial cuando un desborde del Bayern Múnich por la derecha causó una sensación de peligro en el área de Liverpool.
La pelota, a través de un centro rasante, llegó al corazón del área de Liverpool y casi ingresa al arco.
El defensa Matip desvió la trayectoria del esférico. Era un autogol totalmente seguro, pero Alisson Becker colocó el pecho para impedir que su meta fuera vulnerada.