Hay algo que tienen en común los jugadores que nacen con un talento innato en los pies. Y es su mala cabeza para tomar decisiones. No todos claro -Lionel Messi y Cristiano Ronaldo son las grandes excepciones-, pero sí la gran mayoría. En este último grupo está Neymar, el brasileño que vive constantemente en conflicto. Hace dos años se fue del Barcelona porque no quería vivir a la sombra de Lionel, su amigo. Hoy quiere volver a su lado. Porque no se siente a gusto en el PSG. Porque en París, la capital del amor, no encontró el éxito que pensó y ahora busca divorciarse del club que pagó 222 millones de euros por él.
El problema no es que quiera irse (tiene contrato hasta el 2022), sino que se equivoca al momento de expresar su deseo. Primero faltó una semana a los entrenamientos de su club. Luego se burló de ellos diciendo públicamente que su mejor momento deportivo fue el 6-1 que le propinó el Barcelona al PSG en la Champions League sabiendo que ese partido es el mayor trauma de su actual equipo. Y, por último, el futbolista le comunicó a Leonardo, director deportivo del elenco parisino, que no quiere continuar, que se quiere marchar en este mismo mercado de pases, que quiere regresar a España, donde fue feliz.
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Es difícil. Al menos por ahora. Actualmente no hay ningún club en el mundo capaz de devolverle esos 222 millones de euros al PSG, que planea recuperar lo gastado. Por ello, según detalla el diario francés “L’Equipe”, Leonardo le advirtió a Neymar que su salida es casi imposible. Eso sí, en junio del 2020, la cláusula de rescisión del futbolista bajaría a 170 millones, una cifra enorme pero con equipos que pueden asumirla.
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La prensa internacional ha señalado en los últimos días que el único club que quiere hacerse cargo de Neymar es el Barcelona. Y el brasileño también quiere volver. En esta novela de varios capítulos surgieron muchas interrogantes: ¿‘Ney’ se saldrá con la suya? ¿El PSG está dispuesto a desprenderse del jugador más caro de su historia? ¿Barcelona debe fichar a un futbolista que en los últimos años ha dejado de jugar al fútbol?
Para el periodista español Juan Jiménez del diario “AS” el fichaje de Neymar es imposible por las siguientes razones: “Se fue dando un portazo y sin explicarse ante su gente; su ficha es absolutamente descabellada; sus últimas lesiones invitan a pensar en una importante debilidad en su tobillo derecho; y las últimas noticias hablan de una vida nocturna más activa incluso que cuando estaba en Barcelona”.
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Lo cierto es que esto es fútbol y todo puede pasar. Hasta las cosas más ilógicas e increíbles. Mientras en Francia “Le Parisien” afirma que el Paris Saint-Germain no ha recibido ninguna oferta por el jugador en cuestión, en España señalan que el Barza ofreció a Coutinho, Dembélé y 40 millones de euros más como primera oferta, la cual fue rechazada.
Esa sería la única fórmula que tiene el cuadro catalán para traer de nuevo al extremo: el canje. Más aún después de los gastos por las llegadas de Frenkie de Jong (75 millones de euros), Antoine Griezmann (120 millones) y Neto (26 millones). Ahora, está el otro extremo. En caso de que el PSG acepte, el Barcelona dejaría a dos estrellas por una y tendría una plantilla corta, algo que le ha jugado una mala pasada en las últimas campañas.
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Imaginemos un hipotético escenario en el que Neymar vuelva a Barcelona. Hace la presentación ante una grada que aún está resentida por la forma en que se fue. Messi y Suárez, sus amigos, lo reciben con los brazos abiertos, sin rencores. ¿Pero en qué posición jugaría? ¿Cómo tendría que alinear el Barza? De hecho, tendrá un ataque fulminante con Luis, Leo, ‘Ney’ y Griezmann. ¿Y la defensa? O ¿Sentarían al francés, el tercer fichaje más caro en la historia ‘culé’?
En este escenario imaginario jugamos a ser técnicos y reemplazar por un rato a Ernesto Valverde. El cuadro catalán tendría que alinear así: Marc Ter Stegen; Nelson Semedo, Gerard Piqué, Clement Lenglet, Jordi Alba; Sergio Busquets, Frenkie de Jong; Lionel Messi, Antoine Griezmann, Neymar; Luis Suárez. ¿Se puede? Claro. Sería un equipo ultraofensivo, pero arriesgado para encontrar el equilibrio.
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