Redacción EC

Un caluroso y húmedo miércoles 5 de febrero, el día en que cumplió 33 años, Neymar volvió a jugar en el club donde todo empezó. Portando por primera vez la camiseta ‘10′ inmortalizada por Pelé, el astro defendió de nuevo al Santos de Brasil... y empató.

El estadio Vila Belmiro, enclavado en un barrio residencial de la ciudad portuaria de Santos, cercana a Sao Paulo, recibió con devoción al hijo pródigo apenas pisó el campo para entrar en calor: la hinchada coreó su nombre y le cantó el cumpleaños casi doce años después de su partida.

Y él, que comenzó en el banco de suplentes para el juego contra el débil Botafogo de Ribeirão Preto (RP), por la séptima jornada del Campeonato Paulista, respondió agradeciendo al cielo y alzando sus palmas.

El resultado del partido (1-1) fue casi anecdótico, pues la atención de los 15.377 espectadores que casi colmaron el pequeño pero emblemático recinto deportivo tuvo dueño: Neymar da Silva Santos Júnior, que el viernes concretó uno de los fichajes más importantes de los últimos tiempos en el fútbol de América.

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