
A diferencia de la derrota ante Libertad en el debut por la Copa Libertadores, esta vez el enojo en el vestuario de Alianza Lima se inclinó más hacia la resignación y el hecho de asumir que no se hizo un buen partido, en lugar de contagiarse de un sentimiento de injusticia.
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Sin embargo, hubo excepciones. Entre los que más dejaron salir su fastidio estuvo Jesús Castillo, a quien le tocó ser titular para suplir a Erick Noriega en la volante, mientras que entre los más mesurados, pese a haber sido expulsado en el minuto 70, estuvo Renzo Garcés.

La bronca y la resignación
Ya a lo largo del partido se había logrado ver cómo algunos jugadores daban a conocer su impotencia y frustración porque las cosas no venían saliendo. Entre ellos, Paolo Guerrero, Jesús Castillo y Kevin Quevedo. Una vez que se dio el final del encuentro y se dirigieron hacia los vestuarios, Castillo fue uno de los que contaba con peor humor por la derrota.
Quizá esto también se debía a que no con facilidad le toca ser titular en el equipo de Néstor Gorosito y que el último martes, ante la ‘baja’ de Carlos Zambrano que reemplazó Erick Noriega, le tocó a él ser el ancla del encuentro y tener una de las tareas más complicadas ante Sao Paulo: contener a su mediocampo.

Ante esta oportunidad, Castillo asumió que no se hizo un buen partido en general y, en lo personal, fue uno de los que más dejó salir su bronca en el camerín al no querer hablar mucho sobre el encuentro. De hecho, el futbolista fue el primero en alistarse y salir para dirigirse a su casa, incluso varios minutos antes de que salieran el resto de sus compañeros.
Por su parte, Paolo Guerrero, quien ya había calmado algunas revoluciones cuando fue reemplazado por Hernán Barcos y se quedó observando el partido desde la banca de suplentes, también se encontraba fastidiado pero no al nivel en que se le ha visto en últimos episodios con Alianza Lima o la selección peruana. Entre saludos y abrazos con sus compañeros, el capitán los alentó a que las chances para cumplir los objetivos todavía están intactas.

Sin duda, uno de los que más afectados en el encuentro estuvo Renzo Garcés, quien fue expulsado con roja directa en el minuto 69. Sin embargo, tal y como es su personalidad, el zaguero mostró tranquilidad y si bien intercambió algunas palabras con sus compañeros sobre esa jugada puntual, siempre asumió como justa su expulsión, aunque también recibió los comentarios de que se trató de una falta casi inevitable por la circunstancia del partido.
Por otro lado, Hernán Barcos, uno de los capitanes en el vestuario, también dio mensajes de aliento y tranquilidad a sus compañeros, pero sobre todo a aquellos que empezaron a sumar sus primeros minutos en la Copa Libertadores: Marco Huamán, Piero Cari y Juan Delgado.

La motivación de Gorosito
Más allá de la derrota por 0-2, el entrenador argentino felicitó a su equipo por haber tenido, sobre todo, un buen primer tiempo. Puertas adentro, indicó que hubo cuestiones por corregir, pero que confía en que si siguen jugando con esa identidad y empuje, los objetivos de continuar en un torneo internacional siguen intactos.
Asimismo, si bien hay algunos antecedentes de ‘Pipo’ malhumorado tras algún mal resultado, esta vez lució un carácter mucho más tranquilo y conforme con lo que pudo hacer su equipo sin mirar el marcador. Seguramente porque esta vez, a diferencia de otras, no contaba con alguna polémica que advertir o de la que hablar que pueda generarle mayor malestar.
De hecho, este mismo mensaje también lo dio a conocer en conferencia de prensa donde confirmó que la primera media hora que le vio al cuadro ‘íntimo’ ha sido de lo mejor que ha podido ver desde que empezó a dirigirlo. Este mismo mensaje reconfortante llegó hasta sus dirigidos puertas adentro, aunque con muchos más detalles, y subrayó las chances vivas que tienen para seguir en la Copa.