Alianza Lima debuta en la Copa Libertadores frente al poderoso Boca Juniors. (Foto: USI)
Alianza Lima debuta en la Copa Libertadores frente al poderoso Boca Juniors. (Foto: USI)
Julio Vizcarra Torres

Olvidémonos por un momento del Mundial. Sé que es difícil a 104 días, pero es necesario. Antes de Rusia 2018, el primer reto del fútbol peruano es la fase de grupos de la , donde y serán nuestros representantes en el torneo que, a priori, por los rivales que tocaron, pinta cuesta arriba.

La Copa empezó en enero con las rondas previas a las que se les presta poca atención. Aunque aquí había expectativa con las participaciones de Universitario y Melgar, uno de los equipos más competitivos en el campeonato doméstico en los últimos cinco años. Sin embargo, lo que sucedió en la Libertadores con cremas y arequipeños fue lo mismo de siempre.

La ‘U’, sin fichajes y con un equipo inexperto, arañó la clasificación a la segunda fase contra el modesto Oriente Petrolero, que ganó en Bolivia y aprovechó un garrafal error de Raúl Fernández en el Monumental para superar la ronda. Con todos los problemas a inicios de año, las expectativas con el equipo de Troglio no eran muy grandes, aunque se abría la esperanza por el adversario que le tocó.

Lo de Melgar sí fue decepcionante. El campeón del 2015 enfrentó a Santiago Wanderers, club de la Segunda División de Chile, que lo dejó fuera de la Libertadores en Arequipa, ya que en la ida, en suelo sureño, los mistianos empataron con poco.

Dos participaciones, cero competencia. Nos podemos quedar en lo apretado que terminaron ambos resultados globales si queremos engañarnos. Porque en el juego, más allá de la emotividad en la eliminación de la ‘U’, se estuvo lejos de pasar de ronda. Ahora se viene lo más complicado: la fase de grupos.

Alianza Lima tendrá como rivales en el Grupo 8 a Boca Juniors, con el que debuta esta noche, Palmeiras y Junior de Barranquilla. Mientras que Real Garcilaso está ubicado en el Grupo 7 con Santos, rival de esta tarde, Estudiantes de La Plata y Nacional de Uruguay.

El cuadro íntimo, por ser campeón y mantener su base arrancando por el cuerpo técnico, debería tener mayores exigencias. La clasificación a octavos de final debe ser el objetivo pero sin cegarnos. Que Perú esté en el Mundial es un hecho aislado que difiere mucho del nivel en el Descentralizado. El año pasado, Julio César Uribe me dijo que la clasificación no solucionaba los problemas del nuestro fútbol, que son innumerables. Y con el boleto en el bolsillo ya hemos palpado que es así, tanto en la Libertadores como en la Sudamericana.

Con las disculpas a los hinchas de Alianza y Garcilaso, lo único que pido es que ambos compitan. Quizás no alcance para avanzar pero sí para dejar en claro que en Lima y Cusco ningún rival, se llame Boca o Santos, vendrá para hacer turismo. Todos queremos ganar, es obvio, pero la gran meta debe ser competir a nivel internacional y acostumbrarnos a ello. Como lo hizo la selección en su vuelta al Mundial tras 36 años.

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