
Actualización: A la misma hora que miles esperábamos que Óscar Ibáñez diera a conocer su primer lista oficial para las Eliminatorias, Christian Cueva apareció mencionado en el reestreno del Valor de la Verdad, programa conducido por Beto Ortiz. Su expareja Pamela López dio a conocer detalles de su relación con el ‘10′, que no estará ante Bolivia y Venezuela, pero sí en las pláticas de la gente por los próximos días.
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Christian Cueva no es un mago, pero sí un genio de la ilusión. Amaga, pisa y explota. Hace el gesto de que va por izquierda, pero sale por derecha. O hace la pausa criminal cuando la jugada pide mayor celeridad. Es el dueño de la finta, de la mentira, del cambiazo fácil. Pero así como el último ‘10′ solía jugar con la pelota tres o cuatro años atrás, es tan habilidoso que también puede ilusionar incluso sin ella. Si su debut con Cienciano en el Torneo Apertura (con gol incluido) era una invitación a la fantasía, la clasificación a fase de grupos de la Copa Sudamericana —con una ejecución casi perfecta de su penal ante ADT— es un paso adelante para la resurrección de ‘Aladino’ en el fútbol. O, tal vez, es el primer síntoma positivo del proyecto que el ‘Papá’ busca con él este año.
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Vayamos por partes. Cueva pasó de los escenarios a los que se subía para fungir de cantante de cumbia improvisado, con una voz que intentaba seguir el ritmo de ‘El Cervecero’, a volverse a vestir de corto para recordar lo que es: un futbolista en esencia. A fines de diciembre e inicios de enero era el rey de los ‘chelas’ y de los shows musicales junto a su pareja Pamela Franco, pero hoy es el hijo pródigo que regresó al fútbol como un acto de redención. ¿Por qué Cienciano apostó por él? ¿Cuál es el plan para recuperarlo? ¿Y por qué esta sería su última oportunidad?

Era el primer domingo de enero y Cueva iba a recibir la llamada ganadora. Había cerrado un par de entrevistas en radios de cumbia, unas cuantas presentaciones más en el norte del país y algunos acuerdos musicales para despegar su carrera de cantante. Su hobby se había convertido en su principal actividad, pero su amor por el fútbol todavía estaba allí. Latente, oculto, como si permaneciese dormido por su propia voluntad. Del otro lado de la línea estaba su representante: “Te quieren mañana en Cusco a primera hora”. ‘Aladino’ no lo dudó: cogió sus cosas, alistó su maleta y tomó el vuelo triunfal a la sede del club. Allá lo estaban esperando Sergio Ludeña (administrador del club), Cristian Díaz (director técnico) y su contrato. Era el inicio de su proceso de reinvención.
Previo a la firma, fue necesaria una serie de charlas con el jugador en el que se buscó una sola cosa: el compromiso con la institución. Desde allí empezó todo. El primer desafío de Cienciano para apostar por Cueva era hacerlo sentir nuevamente él; es decir, convencerlo de que todavía tiene algo más para dar. Apeló a ese talento de gambeteador que hoy invade los recuerdos, a ese ingenio que hizo posible el pase a Farfán para abrir el camino de la clasificación mundialista, a esa experiencia que desborda cuando llevaba la ‘10′ de la ‘Bicolor’. Era una promesa de palabra, un argumento de motivación; y ‘Aladino’, consciente de que el fútbol fue su “primer amor”, aceptó dejar la música para concentrarse en lo que realmente es importante para él.
El plan para recuperar a Cueva
“Christian es un jugador que nos ha dado las mejores alegrías en los últimos años y tenemos un reto. Estamos convencidos de que lo vamos a lograr, que es volver a uno de los mejores momentos de Christian como futbolista profesional. Él en varias conversaciones se ha comprometido con el comando técnico, con la institución y con su familia”, nos contó Sergio Ludeña cuando le preguntamos sobre las razones para insistir en un Cueva que parecía retirado.
Pero lejos de su mejor estado físico, con un vientre redondo y con la cabeza puesta en un lugar fuera de las canchas, suponer el regreso de Cueva exigía un nivel más que el simple compromiso. Era necesario el trabajo interdisciplinario en el que convergen la parte psicológica, la parte deportiva y la del acompañamiento con el jugador. Seamos sinceros, comerse el pleito por un futbolista que protagoniza escándalos y polémicas era arriesgado, pero Cienciano fue más allá de eso. “Dejar la música es parte del contrato. Creo que vamos a tener una mejor versión de Christian esta temporada”, sostiene Ludeña.
El club imperial reforzó su área de psicología este año con la contratación de Alexis Alfonso, psicólogo paraguayo con pasado en Olimpia y como parte de la selección nacional de su país. Y su función es clave no solo en la recuperación de Cueva, sino también en la fortaleza mental del plantel. “Sabemos que hay un tema de estrés, hay un tema de presión, hay un un tema de desempeño, de objetivos individuales, objetivos grupales y estamos seguros que esto también nos va a ayudar a que el proyecto sea exitoso. Queremos que jugadores como Christian tengan un acompañamiento necesario”, explica el administrador del club.
Luego está la parte física y aquí hay un contrato implícito entre el club y el jugador. Bajar de peso no solo era una condición para Cueva, sino también una necesidad en el plan de recuperación que Cienciano tiene con él. Ludeña afirma que ‘Aladino’ ha bajado cuatro kilos. El problema es que no se notan. El último ‘10′ de la selección luce con sobrepeso, lento para el amague y juega a ritmo de entrenamiento. Tal vez eso le alcanza para jugar en el fútbol peruano. Pero si en Cusco depositan en él su fe para avanzar en la Sudamericana, hace falta mayor seriedad. Hoy, está lejos de ser esa ‘chocolatero’ que vimos por siete años en la Bicolor.

Cueva y el factor comercial
La otra cara de la moneda, y no menos importante, es el tema comercial. Lo más cercano que vimos de Cueva en esta faceta fue cuando estuvo en Alianza Lima, aunque su historia no terminó bien. Sin embargo, recuperado en lo físico y lo futbolístico, la figura de ‘Aladino’ es un activo que Cienciano puede explorar y explotar. El ‘10′ es un futbolista que atrae la atención de la gente y de los patrocinadores. Su camiseta vende, su presencia jala el ojo y sus acciones están en la mira de todos. Es un personaje público y, como tal, convive con la noticia.
Su reto está en alejarse de la rutina del escándalo. Dejar de lado la chacota y olvidarse de la polémica. Si verdaderamente quiere volver a ser el Cueva de antes, ese que utilizaba la gambeta para generar asombro en las tribunas y ‘chocolateaba’ rivales como conos en el césped, no le basta demostrarlo con palabras. Christian ya no tiene el crédito de antes. Su espalda se hizo más chica. Tiene menos tiempo para equivocarse y más años a cuestas. Con 33 encima, una serie de errores y un talento intacto, Cienciano es su última oportunidad para volver a lo grande. Quizá él ya entendió eso. El tiempo dirá si el fútbol peruano recuperará a su último ‘10′ o si seremos testigos de la consolidación del ‘Cervecero Mayor’.