Por Daniel Peredo
UNO. Regional 1990. Universitario recibe a Cristal en el Lolo Fernández. El técnico Fernando Cuéllar decidió sacar del once a Germán Leguía por Álvaro Barco. El “Gato” pensaba que el ciclo del referente había concluido. La semana previa trabajó como si Germán fuera a jugar aunque le comunicó a Barco que sería titular. La decisión trascendió dentro del plantel aunque se manejó con reserva. En la concentración, Leguía conversaba con sus compañeros sobre el rival. De pronto, intervino el paraguayo Carlos Galeano: “Las veces que hemos ganado en el campeonato”. Leguía interrumpió: “Las veces que hemos ganado en el campeonato han sido cuando tú no has jugado”. Echó a reír. El delantero fue al ataque. “No te rías mucho porque quien no juega ahora eres tú”. Germán ignoró a Galeano. “A mí nunca me van a sacar, soy el capitán e ídolo del club”.
Cuando llegaron al vestuario, Leguía confirmó que Cuéllar lo había borrado. “Disculpe, padrino, no hay ropa para usted”, confesó el utilero “Pajita”. Germán salió disparado, lanzó insultos al comando técnico y observó el partido en un muro cercano al campo de básquet. La “U” ganó 1-0. Leguía nunca más se puso la crema oficialmente.
DOS. Selección juvenil 1975. Entrenamiento para el Sudamericano de Venezuela. Después de una práctica en el San Martín, el entrenador Luis Zacarías comunicó al plantel que el fin de semana jugaban un amistoso en Ayacucho. David Zuloaga hizo un gesto de fastidio y se retiró con “Chalaca” Gonzales. “El domingo tengo campeonato de fulbito en el Callao”. Al día siguiente, mientras se cambiaban Zuloaga se acercó a “Chalaca”. “En la pichanga, cuando yo tenga la pelota me haces un foul, suave nomás, yo me hago el lesionado y no viajo. Por algo somos tan amigos”. Gonzales prometió cumplir. El juego terminaba, Zuloaga recibió el balón y “Chalaca” le entró con todo por detrás, haciéndolo caer. Lo atendieron de inmediato, sacaron una radiografía y el diagnóstico: esguince de tobillo. Dos semanas de descanso. Zuloaga no fue a Ayacucho, no jugó el torneo de fulbito y casi queda fuera del Sudamericano. “Chalaca” lo visitó: “Yo no sé entrar suave, entro con todo o nada”.
TRES. Diciembre 2007. Clausura en Alianza Lima, Aldo Corzo de la Sub 20 es premiado como el mejor jugador de todas las categorías. Sin embargo, sorpresivamente, Miguel Ángel Arrué decidió no llevarlo a la pretemporada. A insistencia del directivo de menores Jorge Villacorta, el jugador viajó a Chincha, aunque Arrué no lo consideró y lo bajó a juveniles a pesar de que Corzo, junto a Faiffer, tuvo el mejor rendimiento en las pruebas físicas. “No perdamos el tiempo con ese blanco”, concluyó el presidente de ese entonces y quisieron prestarlo al Gálvez junto a Ward y Christopher Soto. Este último ya había jugado unos minutos ante Áncash, y Gálvez descartó el pase.
Corzo destacó en su categoría y, a pesar de opiniones en contra, Villacorta le hizo un contrato por 500 dólares mensuales. “Sin prima, porque su familia tiene plata”, dicen que comentó. Con Richard Páez, el lateral debutó ante los fracasos de Tenemás y Reaños. Fue elegido la revelación 2008 y como reconocimiento, los dirigentes le aumentaron la mensualidad a 1.500 dólares todo el 2009. Con eso creían haberlo asegurado, pero se fue a San Martín. Ahora gana nueve mil dólares, pero no juega.