El reloj marcaba las 12 del mediodía del 18 de abril de 2003. Y en un salón de prensa del estadio Alejandro Villanueva era presentado Gustavo Costas. Nacido en Buenos Aires, el 28 de febrero de 1963, fue un defensor que se convirtió en ídolo de Racing Club antes de ser entrenador. Y aunque no lo sabía, su vida tenía coincidencias con Alianza Lima. En el verano del 89, por ejemplo, había vencido dos veces a Universitario y otras dos a Cristal por la Copa Libertadores, ambas como capitán de la ‘Academia’. Y también estaba su devoción católica, casi con la misma efervescencia con la que el aliancista recibe al Señor de los Milagros. Por si fuera poco, aquella bulliciosa conferencia de prensa en la que fue presentado el argentino se dio en Viernes Santo.
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“El profesor llega en reemplazo del Chepe Torres, venía de dirigir en Guaraní de Paraguay. Aunque toda su llegada fue en silencio”, recuerda Jesús Mestas, periodista que cubrió Alianza Lima durante muchos años y se hizo amigo de Costas. “Su éxito se basó en apostar en los jóvenes de la casa. No solo le dio oportunidad a Wilmer Aguirre o Junior Viza, sino que fue quien vio en Farfán todo su potencial e impulsó sus primeros pasos en la profesional”, añade.
Dos días después de su presentación, el entrenador debutó con un triunfo 2-1 ante Atlético Universidad en Arequipa. Fue el inicio de una primera etapa inolvidable para las dos partes: los íntimos no solo lograron el bicampeonato 2003-2004, sino que lo hicieron ganándole dos finales seguidas a Sporting Cristal.
“Gustavo Costa le regaló a Alianza dos de los grandes momentos del siglo. Uno es el bicampeonato 2003-04 ganándole finales a Cristal y el otro fue el 4-1 a Estudiantes de La Plata por Copa Libertadores, en 2010, que fue uno de los momentos más espectaculares que vivió Alianza”, nos dice Christian Cruz, periodista de este Diario, quien también cubrió durante muchos años al club íntimo y vivió en carne propia las etapas del argentino.
Christian resalta también una de las grandes virtudes de Costas, quizás el secreto detrás de su éxito: la fraternidad. “Era como un padre para los jugadores y muy amable con la prensa. Recuerdo que una vez al año se organizaba en el club un partido amistoso en el que también estaban incluidos los periodistas. Ese don de gente, de estar cerca de todos, siento que no lo ha perdido”.
“Gustavo Costas fue impresionante, él me dio todas las herramientas para irme al extranjero. Es uno de los entrenadores más importantes que tuve”, señaló Jefferson Farfán en relación a sus años en Alianza Lima en el que coincidió con el entrenador. No lo hizo debutar, pero sí fue un trampolín para que emigre a Europa y haga la exitosa carrera que hizo.
Su segunda etapa y su devoción por el Señor de los Milagros
Después de su primera etapa en Alianza Lima, Gustavo Costas ha dirigido en diez equipos de siete países diferentes, además de la selección de Bolivia. Pero hay algo que nunca cambió: la medallita del Señor de los Milagros que lo coloca junto al escudo en la camiseta que lleva, delante de su corazón.
Fue en su segunda etapa con los íntimos que el técnico inicia su vínculo con el ‘Cristo Moreno’. La cuadrilla 17 de la ‘Hermandad de Cristo morado’ lo nombró miembro honorario en septiembre de 2010 y él aceptó gustoso. “Agradezco a Alianza, pues el club fue el que me llevó a conocer esta fe. No soy fiel del Señor por cábala o para ganar un partido, siempre lo llevo en mi corazón”, dijo aquel día. Esa medallita también lo acompaña en su etapa en Racing y fue lo primero que besó cuando consiguió su clasificación a la final de la Copa Sudamericana 2024.
“Cuando llega Gustavo, yo ya estaba en el club. Me pareció un tipo genial porque era claro con su mensaje. No llegó con esas poses de aquel que lo había ganado todo, sino que era una persona muy sencilla, comunicativa, fácil de entender. Me sentí muy agusto con él”, recuerda Francisco Pizarro, exarquero aliancista que fue el preparador de arqueros del entrenador, tanto en Alianza como en Al Nassr de Arabia Saudí. “La clave, y algo que aprendí de él, es el manejo de grupo. Eso es lo más importante en un vestuario y él lo tiene. Sabe cómo manejar un vestuario pesado como el que tiene Alianza”.
Su sonrisa en La Victoria solo se borró cuando en el 2010 unos socios aliancistas lo acusaron de asociarse con el expresidente Guillermo ‘Pocho’ Alarcón para transferir y contratar jugadores. “Si tienen pruebas de que robé, mañana mismo renuncio”, fue una de sus últimas declaraciones antes de irse del Perú.
Ha celebrado títulos en Perú, Paraguay, Ecuador, Colombia y hasta en Japón con la Suruga Bank, pero Gustavo Costas sabe que esta tarde se juega el título más especial en su carrera. Identificado con Racing, donde se formó como futbolista y técnico, el conocido por los peruanos busca entregarle a ‘La Academia’ su título de graduación. Desde las 3 p.m., enfrenta a Cruzeiro en la final de la Copa Sudamericana.
Y la historia del fútbol tiene estas curiosidades. El último título internacional que logró Racing fue en 1988 y lo hizo con Costas como jugador –ganándole a Cruzeiro la extinta Supercopa Sudamericana–, mientras que la última final de torneos Conmebol que disputó el cuadro argentino fue también ante Cruzeiro, en 1992, por el mismo torneo, con Gustavito en el campo.
Ahora Costas está en el banco, dirigiendo a Racing, su equipo de toda la vida, y acepta que las emociones lo desbordan. “Mis hijos me retan. “¡No podés llorar cada diez minutos!’, me dicen”, contó, pero aseguró que está concentrado en hacer un gran trabajo. “Es Racing; esto lo lograron los jugadores, estoy orgullosos de ellos”, sentenció. Y cuenta con jugadores como Juan Fernando Quintero al mando.
“Pongo las manos al fuego por él. Es un tipazo, lo conozco, he convivido mucho tiempo con él y sé la clase de persona que es”, afrima Pizarro antes de contar cómo vivió el vestuario íntimo esos meses de incertidumbre. “Se habló un montón de cosas y nos movió el grupo. La pasamos muy mal con Gustavo, fueron días terribles”.
Gustavo Costas se fue de Alianza por la puerta trasera, aunque siendo el técnico que más partidos dirigió en la historia del club. Hoy, casi 15 años después, busca darle un nuevo título internacional a Racing de Avellaneda. La última vez que lo consiguió fue en 1988 ante Cruzeiro, el rival de ahora también, y con Costas en el campo. La vida y sus misterios.
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