"No era hoy, Daniel", por Pedro Canelo
"No era hoy, Daniel", por Pedro Canelo
Pedro Canelo

A (por su mamacita) le faltó escribir un libro que pudo haber titulado “Consejos de pata”. Narrador de goles, escritor de historias de camerino, también era un profesor a ras de campo. Sin necesidad de aulas, aprovechaba cualquier oportunidad para corregir un gazapo textual o dar un ‘tip’ para mejorar en esta carrera donde, además de noticias, se transmiten emociones. Estábamos cubriendo la Copa América 2011 en Mendoza (Argentina) y Daniel sugería en un almuerzo que el análisis del fútbol puede mejorar si el periodista pisara la cancha aunque sea una vez a la semana. “El argentino Juan Pablo Varsky, y tú sabes que lo admiro mucho, dice que no solo se debe analizar el fútbol, sino también hay que jugarlo. Así no seas un crack. Hay que tratar de hacer deporte siempre si vas a estar en esto”. Ayer por la mañana, Peredo se despidió de todos en una pichanga jugando de delantero. Allí, en el área.

Otro consejo del buen Daniel fue también hacernos entender a todos que el mejor periodismo deportivo se desentiende de peleas mediáticas, de tendencias en las redes sociales, y que más bien debe enfocarse en el juego. Revisar esquemas, estrategias, leyes que dominan el balompié de cada fin de semana. Esa fue una de sus luchas más permanentes y sutiles. Además de ser buen lector y de entregarse a la pasión en cada cobertura, Peredo trataba siempre de acercarse sin micrófonos y grabadoras a los que más sabían de esto: los entrenadores de fútbol. Era muy curioso, se pasaba las horas en un permanente signo de interrogación. Nunca pensó que el conocimiento ganado en 25 años de periodista era suficiente. Evitó cualquier sensación de sentirse estancado en el oficio. Porque es mejor llegar que estar.

Quizá el mejor homenaje que podemos hacerle a Daniel es recordar sus consejos de pata y hacerle caso para los próximos tiempos. Análisis, información y emoción. Cada gol que narró de la selección fue un grito de libertad. Una declaración jurada de que somos peruanos. Como cronista oral de la historia, convirtió a jugadores de fútbol en próceres vestidos de corto. Para hacer temblar de alegría a treinta millones hay que ser algo más que talentoso. Hay que ser el mejor jugador de la cancha. Que lo diga Pedro Eloy, que lo comente Ramón.

Hacer deporte todos los lunes se había convertido en su pasatiempo favorito desde hace poco más de un año. Narrar los goles a Nueva Zelanda en el Estadio Nacional era lo que más había esperado en su carrera. “Felicidad sería relatar los goles de Perú en un Mundial”, dijiste hace poco. No era hoy, Daniel. Ojalá a alguien se le ocurra en el Mundial de Rusia 2018 acompañar cada gol peruano con un grito grabado de Daniel Peredo. Esa sí sería una gloria que llegará a las alturas. Esa sí sería la mejor excusa para parar bien las orejas.

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