“Mario, el buen Universitario”, por Miguel Villegas

MIGUEL VILLEGAS

Esa noche, el cadete Vargas Llosa se graduó de Universitario. Lo hizo ante 40 mil, 50 mil personas que nunca hablaron con él pero le dicen Mario, con auténtico cariño y familiaridad. Como si fuera, más que el escritor del premio Nobel, el '9' que acaba de anotar el gol de la 'U' campeón del mundo.

¿Cómo se explica ese homenaje a puro bobo? Me cuesta describirlo. Y me cuesta porque, pese a no ser futbolista ídolo ni técnico querido, con Mario Vargas Llosa hay ese 'feeling' que se le tiene a cualquiera de los dos. O, también, al pata del costado en la avalancha de gol en la popular. Lo abrazas, básicamente, instintivamente, porque es de la 'U'. Y eso basta. Eso sobra.

Es, y aquí que nadie se haga el loco, un motivo enorme de orgullo. Vargas Llosa dice en "Marca" que de chico quería ser como Lolo Fernández y al toque te acuerdas cuando tú alucinabas ser, digamos, Germán Leguía o Roberto Martínez. O escribe que jugó en los calichines de la 'U' y entiendes recién lo que sentiste cuando te regalaron tu primera camiseta. Ya si quieren ponerlo en otro plan, digamos, de cantina, no es lo mismo que Vargas Llosa diga que es hincha de la 'U' a que salga un salsero famoso a decir que le gusta ir a Matute.

Por eso, 40 mil, 50 mil, fueron esa noche del 2011 a aplaudirlo, me parece. Entre otras cosas porque eligió ser hincha de la 'U'. Es decir, eligió ser como ellos.