
A día de hoy, Lionel Messi es, para muchos, el mejor futbolista de la historia del fútbol. Pero no siempre fue así. Cuando llegó a los 13 años a Barcelona proveniente de Rosario, convivió con otros compañeros en la residencia de La Masía de FC Barcelona y su enorme talento no fue suficiente para su consolidación como el crack mundial que es hoy en día. Carles Folguera, educador de deportistas de alto rendimiento, fue director de La Masía en la época formativa de Messi y hoy, a pocos días de su llegada a Lima, conversó con El Comercio y afirma que, más allá de la gambeta, la velocidad o la inteligencia, la gestión emocional y el buen entorno personal fueron claves para el ascenso descomunal que tuvo Lionel Messi.
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-¿A qué se debe tu visita al Perú?
Me siento muy feliz de regresar a Lima. Hace siete años estuve una semana y fue una experiencia inolvidable. Me apetecía mucho regresar a explicar el proyecto formativo en el que estoy que es la Nastic Sport Academy. Es un proyecto en el que nos interesa la persona detrás del deportista, qué hábitos tiene, qué valores tiene y si es disciplinado. Nos interesa una educación centrada en el chico en sus diversas facetas y no solo lo que haga dentro del campo. Hay que formar a una persona a través de los valores del deporte.
-Has estado 17 años como director de La Masía en Barcelona, ¿cuál consideras que es la clave para que un jugador talentosos no se quede en eso y se convierta en futbolista profesional?
El talento es la capacidad técnica de un deportista y para eso debe haber un componente físico e inteligencia en el juego, pero hay una parte diferencial que es el carácter del deportista, la mente que tiene, cómo se cuida y la educación que tiene. Esto es un poco de lo también tratamos transmitir dentro del proyecto educativo que tenemos. Tenemos cuatro patas: la técnica, la táctica, la física y la mental. Esta última es muy importante y creo que es la que diferencia a un buen jugador de un jugador que acaba siendo profesional.
-Has visto de cerca el proceso de grandes cracks, entre ellos el de Lionel Messi. ¿Qué recuerdos de su etapa formativa?
Lo importante de su crecimiento estuvo en su deseo de mejora y la actitud que tuvo. Evidentemente, vale mucho el talento descomunal que tiene Messi o como Iniesta o Xavi, pero en esos casos, y particularmente el de Messi, fue muy importante el entorno familiar, el acompañamiento que se hizo para hacerle ver que el proceso es largo, que tenía que ser constante y paciente.

-¿Cómo describirías a Messi?
Es el talento mayor que se ha dado a nivel de deporte colectivo junto a Michael Jordan. Estoy muy orgulloso de su proceso, no fue fácil y en eso reincidimos mucho cuando hablamos de él. Tuvo mucha resiliencia y la capacidad de superar adversidades, él llegó pequeño y tenía a su familia a muchísima distancia, se lesionó en los primeros seis meses de llegar a Barcelona, no pudo jugar hasta mucho tiempo después, pero su deseo de mejora constante, sus ganas y su ímpetu lo hizo progresar hasta convertirse en el futbolista más ganador. No es cómo se inicia, sino en enfocarse en el proceso del día a día. Messi se sigue divirtiendo entrenando, jugando y eso lo que transmite en la cancha, esa siempre fue su clave.
-¿Cuáles son las bases para un buen proceso formativo de esos cracks?
La clave es entender al deportista, conocerlo y acompañarlo. Con eso les das herramientas y recursos para que mejore él consigo mismo, en aquello que dependa de sí mismo y no que se compare con los demás. Si es capaz de entender esa situación, va a poder estar en el alto rendimiento.
-¿Cómo se hace cuando las personalidades son diferentes dentro de un equipo?
Desde el conocerlo cómo es, cómo piensa, cuál es su ambición y hasta dónde está comprometido. Recordemos que hay roles diferentes dependiendo de cada potencialidad individual. Deben pensar en el objetivo no solo desde el resultado, sino desde el proceso, del cómo se hace. Muchos deben tolerar la frustración, los futbolistas no se pueden comparar con Lionel Messi y otro jugador no se puede comparar con Andrés Iniesta, entonces esas distintas potencialidades se deben aprovechar y saber la utilidad de cada uno.

-¿Cómo repercute el estrés en un futbolista de ese nivel?
Eso repercute mucho en el rendimiento del futbolista. La gestión de las emociones tiene que ver en cómo gestionar el público, la hinchada, haber fallado una ocasión que costó el partido, entre muchas cosas. Hay que hacer que el deportista entienda que todo eso es parte del proceso. Yo no conozco a ningún deportista del alto nivel, empezando por Lionel Messi, que no haya tenido momentos de dudas, de incertidumbre y de que las cosas no salieron como esperaban.
-¿Cómo consideras que son las personalidades de esos cracks?
Cada uno es diferente, pero tienen valores muy positivos para lo que es el valor en equipo. Son gente que aún teniendo mucha capacidad, también tienen mucha humildad para querer aprender y cada vez querer ser más. No piensan en que algo ya lo hacen bien, piensan en quererlo hacer excelentemente. Tienen un deseo ferviente de ganar. Estos cracks tienen mucha pasión por el deporte, por eso les entusiasme entrenar, competir, aprender y estar en un estadio con cien mil personas sea a favor o en contra.
-¿Qué recuerdos tienes de La Masía?
Recuerdo a chicos con sueños que con 13 o 14 años tenían ganas de llegar a lo máximo, a veces se cumplió y a veces no. En La Masía estaba orgulloso por los chicos que llegaban a ser profesionales por cómo eran a nivel de persona. Cualquier persona podía saber qué chico era formado o no en La Masía. Sabían que para triunfar tenían que sacrificarse y renunciar a algunas cosas, en todo ese proceso hay quienes llegan y quienes no.
-¿Hay una edad clave para observar más a un deportista?
Mientras sea antes, mejor. Así sea desde los cinco o seis años. Un niño se inicia en el deporte siempre que se divierta y se sienta útil, valioso y reconocido. Si no es así, el niño abandonará el deporte y eso no queremos. Es bueno que cada uno se enfoque en sí mismo y no se compare con el otro así tenga seis, siete u ocho años. Tiene que tener la humildad de escuchar al entrenador y tener ganas de mejorar en su propio proceso.
-¿Crees que en la actualidad afectan las redes sociales en la formación de un deportista?
Vivimos en una sociedad de la inmediatez, de generarte una auto-marca y de subirlo todo a redes, por eso los deportistas tienen que tener pensamiento crítico de las redes sociales, que no todo lo que se ve ahí vale y que una buena imagen mía por mi forma de ser me ayudará como deportista. Les intentamos decir a los chicos que la inmediatez es la inmediatez, pero el proceso es lo que genera la solidez para que no estés un día arriba y otro abajo. Pero es verdad que hay una presión muy importante, claro.
-Se dice en Perú el nivel formativo es escaso, ¿qué crees que nos falta?
Es muy importante la formación de los profesionales que acompañan a los deportistas. El entrenador debe ser educador a la vez, no solo debes tener competencias y conocimientos respecto a ser únicamente entrenador a nivel técnico o táctico, sino también saber gestionar un grupo, sacar el máximo provecho de un deportista, sé dar exigencia y también hacer que se divierta en el proceso. Se necesita de mucha educación de los propios educadores y que les traslade los valores positivos del deporte.
