Edgar Villamarín reconoció que estaba ofuscado cuando publicó su queja en Twitter sobre los insultos racistas que recibió en el estadio Héroes de San Ramón de Cajamarca durante el partido entre UTC y Alianza Lima, sin embargo, no quiere denunciar el hecho de manera formal.

“Es un tema delicado que no viene de ahora, sino de hace muchos años. Lo que busco es que no vuelvan a pasar este tipo de cosas y que se respete un poco más a los jugadores en el terreno de juego”, dijo el zaguero íntimo en la página web del club victoriano.

El delantero Miguel Mostto sí pidió una intervención inmediata. “Debería intervenir la FPF y los comisarios del partido porque es de mal gusto que gente adulta este inculcando a los menores el racismo. La verdad, a mí me molesta mucho. Al término del partido tiraron botellas, comenzaron a gritarle a Villamarín y a otros”, se quejó.

“Yo creo que si Villamarín decidía salir del campo por esos incidentes lo hubiese aceptado como compañero. Hay que marcar un precedente para que no vuelvan a pasar estas cosas”, agregó el atacante.

El caso ha dado la vuelta al mundo, tal como manifestó el propio Manuel Burga, por eso Villamarín ahora prefiere ponerle paños fríos al asunto. “Si lo toman a bien y quieren erradicar el tema, bienvenido. No quiero que se cierren las canchas y que prohíban entrar a la gente a los partidos, solo pido respeto”, concluyó.

El 2012 la comisión de justicia de la FPF (CJ-FPF) castigó al club Cienciano con dos partidos de local sin público por agresiones de los hinchas cusqueños a los jugadores de la reserva de Sporting Cristal. También se le obligó a transmitir por los altoparlantes de su estadio un mensaje para “erradicar la violencia y la discriminación del fútbol”.