
No soy de la era Messi. Soy más de los tiempos de Maradona, en Sony Trinitron, Coca Cola en botella de vidrio y camisetas sin tecnología. Por eso, un poco por trabajo y otro poco por escepticismo, seguí toda su llegada a Lima con distancia, sin euforia por comprar un boleto, sin locura por el ‘Meet and Greet’, sin tarjeta de crédito para buscar su camiseta.
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Consciente, sin embargo, de lo que este aterrizaje ovni significaba: la última vez que Lionel Messi jugaría al fútbol en Lima, en el estadio más grande y polémico del Perú, delante de todos esos niños y niñas que, como yo el 86 con el Pelusa, están entregados absolutamente a su ídolo.
Lo que no dimensioné fue lo que ocurriría esta mañana. Y por supuesto, no sospecho lo que pasará con los años, cuando se miren, con nostalgia, todas las fotos, videos, selfies, reels y streaming que han eternizado las 35 horas que Messi ha vivido en Lima, para conmocionarla. La ganancia de los organizadores está ultrasuperada: solo la taquilla podría haber alcanzado los 30 millones de soles (cifras extraoficiales).
El impacto comercial no solo se puede ver ya en tiendas adidas, donde se vende la camiseta oficial del Inter Miami, sino también en Gamarra, donde se agotan fardos de mercadería. Y la foto en las redes oficiales de Messi (504M de fans solo en IG) abrazado con el capitán de la U Aldo Corzo y la sonrisa cortés decorando el banderín crema con las 28 estrellas, me libera de mayores comentarios: el nombre de Universitario ha sido puesto en los ojos del mundo, ese mismo símbolo que en otros años, señores y señoras bastante pesimistas leían inviable, roto, quebrado.
Lo que queda para los hinchas de la U es, sin duda y por lejos, orgullo sobre cómo ha sido el tránsito de la tristeza a la gloria y para evitar que sea efímera, deben ser vigilantes. ¿Cuánto cuesta la marca U hoy, post Messi?, pregunté esta mañana en el club, que ya prepara otros desafíos y están a punto de cerrar otra campaña. La respuesta fue una sonrisa.
Para los que todavía queremos bien al fútbol peruano, esta es la posibilidad de soñar con nuevas temporadas internacionales en Lima. Pienso en el Madrid de Mbappé, pienso en el Barza de Yamal. Y para los niños y niñas, las familias que ayer partieron su corazón entre la U y Messi, solo una breve cosa: ahora ya tienen una hermosa historia por contar. Sus nietos se lo preguntarán.
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