Miguel Villegas

El rostro del niño que mira las espaldas de Lolo y Manguera coincide con el que ha visto aterrizar alienígenas: no puede ser que los ídolos del fútbol peruano sean, por fin, la dupla goleadora de un equipo nacional, y haya que pagar solo dos soles de la época para verlos. La selección vendrá luego, un año después, pero esta tarde, domingo 18 de marzo de 1934, las dos tribunas de madera donadas por el Gobierno Británico para el Stadium Nacional se llenarán de hinchas de traje y señoras con sombreros cloché que los siguen. Nadie escondía aún chatas de ron en los calzoncillos ni bengalas en las medias. El espectáculo se anuncia en las portadas de los diarios El Comercio y la Crónica. Es un esperado match.

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