No obstante, la Premier League es indiscutiblemente la más fascinante, la que interesa a más público a nivel global, la más entretenida y con más postulantes al trono. (Foto: AP)
No obstante, la Premier League es indiscutiblemente la más fascinante, la que interesa a más público a nivel global, la más entretenida y con más postulantes al trono. (Foto: AP)
Jorge Barraza

Suele confundirse ser la liga más atractiva con la más poderosa. Son tópicos diferentes. La más fuerte es la española, está abrumadoramente demostrado con títulos y resultados: Real Madrid, Barcelona, también Atlético, son los amos del mundo. En los últimos diez años ganaron 7 Champions y 6 Europa League. Incluso si el Real o el Barsa muestran interés por algún futbolista, esté donde esté sale volando, corriendo o nadando hacia España: llama la grandeza, el poder, seducen sus luces y su repercusión planetaria. Ningún jugador en el cénit de su carrera pasa de España a Inglaterra, pero sí hace el viaje inverso. Y no por dinero: por gloria. Tenemos entonces que España es actualmente la meca, así como antes y durante décadas fue el Calcio italiano.

No obstante, la Premier League es indiscutiblemente la más fascinante, la que interesa a más público a nivel global, la más entretenida y con más postulantes al trono. Atención: tampoco es cierto que cualquiera sale campeón en Inglaterra: en los 26 años de creada la Premier, el Manchester United se coronó en 13. Si la española era “una liga de dos”, como suele decirse, la inglesa era de uno. Al salir Alex Ferguson y declinar el United sí se abrió un poco el panorama. Pero en esos 26 años de disputa, la Premier tuvo sólo 6 campeones: Manchester United (13), Chelsea (5), Manchester City y Arsenal (ambos 3), Leicester y Blackburn Rovers (1 cada uno). En ese mismo lapso, en España hubo cinco coronados: Barcelona (13), Real Madrid (8), Atlético de Madrid (2), Valencia (2), La Coruña (1). Muy parejo. Las estadísticas no explican todo, pero sirven para desmitificar falacias impuestas.

No obstante, hay un punto en que la Premier arrasa a LaLiga: hasta el más inesperado de los partidos puede ser emotivo. Ayer (en el colmo de nuestra locura), veíamos Wolverhampton Wanderers vs. Everton. Aunque podemos explicarlo: lo miramos por la curiosidad del Everton, un club que desde la adquisición mayoritaria de su paquete accionario por parte del empresario británico-iraní Farhad Moshiri, está dando la nota en materia de fichajes millonarios. Sólo al Barcelona le pagó 53 millones de euros por los pases de Yerry Mina (30,25), Digné (20,2) y André Gomes (a préstamo por 2,5). También desembolsó 56 M€ por el brasileño Richarlison. Ya había adquirido al arquero del Mundial, Jordan Pickford, en 28,5. Y llenó el carrito con una docena más, como en el supermercado. No pudo debutar aún el colombiano Mina, pero los azules dejaron algunas buenas sensaciones. Igualaron 2 a 2 con los Wolves con dos goles del brasileño Richarlison, un jugador para seguir. Apenas 21 años, velocidad, potencia y buen pie. Como todo partido inglés, fue intenso y emotivo hasta el final. Dos veces ganaba el Everton (visitante), dos veces igualó el ascendido cuadro naranja.

El Everton busca sumarse al lote que pelea los títulos, o sea los dos Manchester, Liverpool, Arsenal, Chelsea y Tottenham. Con la inyección monetaria del ultramillonario Moshiri (un hombre de fortuna nivel Forbes), puede acercarse a los de arriba. El torneo inglés tiene una peculiaridad que deriva, en buena medida, de su belleza: es el fútbol mejor vendido del mundo. La TV le pagó 6.900 millones de euros (7.834 millones de dólares) por tres temporadas, a razón de 2.300 por cada una, y eso se divide bastante equitativamente para cada uno de los 20 clubes de Primera. El 50% es a partes iguales, el 25% en función de los méritos deportivos, o sea la clasificación a final de temporada, y el otro 25% de acuerdo de las audiencias de cada uno. En el torneo anterior, el City, campeón, recibió 171 M€ y el último -West Bromwich Albion- cobró 108 M€. De modo que, sin contar taquillas, publicidades, mercadeo y demás rubros, cada club, hasta el más modesto, ingresa una pequeña fortuna. Eso les da músculo financiero para reforzarse, llevar muchas figuras. Y todos tratan de armar el mejor plantel posible. Las taquillas son también fantásticas: el United registró 74.439 entradas vendidas de las 74.994 de capacidad que posee. Esto supone más de 4 millones de euros en un partido normal de campeonato. Y así será en las 19 fechas como local en la liga y otro tanto en Champions, Copa Inglesa y Copa de la Liga. Seguramente rondará los 200 M€ en recaudaciones al cabo del año. Cuando comparamos tales ingresos con nuestros torneos caemos en lo lejos que estamos de esto.

Otro plus del fútbol inglés es que todos buscan la victoria. Y, para conseguirla, casi todos atacan. Decimos “casi” todos porque también está el Manchester de Mourinho… Justamente la temporada inglesa arrancó el viernes con el United, ganando en Old Trafford al Leicester 2-1. Pero ni siquiera dominó el juego. Leicester tuvo un 52% de posesión. Y no fue apenas tenencia estéril, buscó afanosamente el gol. Simplemente no se le dio. Es el juego que propone Mourinho y que le ha dado grandes resultados en tiempos no lejanos, hay millones a quienes les agrada mucho. Vale acotar que Mou no contó en el estreno con varios elementos como Lukaku y Fellaini (entraron en el segundo tiempo) y con algunos lesionados, caso Antonio Valencia. Pero aún con ellos su estilo no cambiaría.

Los clásicos son otro punto a favor de la Premier. La Bundesliga, por ejemplo, espera todo el año que se enfrenten el Bayern Munich y el Borussia Dortmund. En Inglaterra hay docenas de juegos de ese tipo. Al haber muchos equipos grandes, se dan cantidades de choques con tradición. Esta primera fecha ya viene con un prometedor Arsenal-Manchester City, dirigidos ambos por españoles: Unai Emery y Pep Guardiola. Sólo en Londres están los duelos Arsenal-Tottenham, Arsenal-Chelsea, Chelsea-Tottenham. Y hay seis por campeonato, sin contar los cruces en copas.

Desde luego, son admirables los estadios, los impecables campos de juego, la fantástica organización y puesta en escena de cada partido, lo mismo la televisación, que es un producto que sale envasado desde Inglaterra para todo el mundo de forma de garantizarse máxima calidad. Así sea Fulham-Crystal Palace, cualquier partido genera un encanto a los espectadores globales. Y hay un ítem en que el fútbol español no tiene forma de competir con este: los arbitrajes. En Inglaterra nadie sale campeón por los jueces. Pueden equivocarse, pero con una imparcialidad manifiesta. Y no siempre a favor del mismo. Esto garantiza la salud del producto. Nadie puede señalar que el City, Arsenal o el Liverpool “robaron” el campeonato. Un error puntual, en 38 fechas, queda diluido.

Empezó la liga de los millones, la emoción y el Juego Limpio (en todo sentido). La extrañábamos.

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