"Trabajo insistente, educación táctica y una dosis de psicología deportiva, son algunas de las armas que Mosquera utiliza en sus equipos y que lo han mantenido en el primer nivel de competencia en los últimos cinco años". (Foto: AFP)
"Trabajo insistente, educación táctica y una dosis de psicología deportiva, son algunas de las armas que Mosquera utiliza en sus equipos y que lo han mantenido en el primer nivel de competencia en los últimos cinco años". (Foto: AFP)
Pedro Canelo

Cada vez que ofrece una entrevista, nos deja algunos alcances sobre sus sistemas de trabajo. Podemos escucharlo decir, por ejemplo, que le costó convencer a los directivos de Wilstermann de usar chalecos con GPS para los entrenamientos –por ser muy costosos– o que disfraza a los suplentes del plantel con el uniforme rival para que los titulares se hagan la idea de cómo enfrentar al próximo adversario. Trabajo insistente, educación táctica y una dosis de psicología deportiva, son algunas de las armas que Mosquera utiliza en sus equipos y que lo han mantenido en el primer nivel de competencia en los últimos cinco años. El profesor, con sutileza y sin molestarse, intenta dar charlas técnicas al periodismo cuando las grabadoras quieren escucharlo más provocador y polémico. Intentos inútiles tantas veces, amigos. Las mejores charlas de Roberto Mosquera son en un vestuario y no en una conferencia de prensa.


Este jueves, el Jorge Wilstermann de Mosquera podrá firmar su pase a las semifinales de la Copa Libertadores frente al poderoso River Plate. Ya tienen tres goles de ventaja después del tremendo resultado obtenido en el estadio Félix Capriles de Cochabamba. Más allá del desenlace final de esta llave, este técnico peruano ha encontrado en esta competencia de clubes una posibilidad de legitimar su propuesta. Se fue de Alianza Lima para rehacerse sobre escombros en el fútbol boliviano. La meta era competir en el torneo local y no hacer papelones en la Libertadores. Jorge Wilstermann podrá alcanzar la segunda semifinal copera de su historia después de 36 años y lidera el campeonato boliviano con tres puntos de ventaja sobre Oriente Petrolero. Si a Mosquera no le proponen oficialmente ser alcalde de Cochabamba, es solo porque nació en el Perú.


Es inevitable que el profesor Mosquera acumule imperdibles videos de You Tube en sus conferencias con sentencias del tipo “la gente en Cochabamba irá a trabajar feliz” o dando entrevistas que parecen clases de periodismo a los conductores de Fox Sports. Pero su fortaleza no está con un micrófono al frente, sino en esa pizarra que llena de trazos en cada jornada de entrenamiento. Lástima que en el Perú nos sigamos deteniendo en el discurso antes que en el trabajo. Si todo se resumiera al dominio del lenguaje oral, hace años debimos contratar a un profesor de oratoria para que nos clasifique a los mundiales.


Roberto Mosquera fue campeón con Sporting Cristal en el 2012 y al año siguiente sumó en la Copa Libertadores la cantidad de puntos que los celestes no pudieron repetir hasta hoy. También fue subcampeón con Juan Aurich y elegido por dos años consecutivos el mejor entrenador en la premiación de la ADFP. No le fue bien en Alianza Lima porque Mosquera necesita, sobre todo, conectar con su plantel y ese lazo nunca pudo formarlo en La Victoria. En Bolivia está rompiendo marcas históricas y eso se logra con trabajo obsesivo, no con palabras rebuscadas en el diccionario.


“Uno debe tratar de dar pelea con los elementos que tiene”, dijo Sergio Markarián muy molesto cuando lo culparon de defensivo en la Copa América 2011. Un aplicado alumno, para este pragmatismo, es Mosquera quien fue asistente del ‘Mago’ en aquel Cristal del 97.


Roberto Mosquera hace 20 años vivió la temperatura caliente de una final de Libertadores. Ya sabe cómo se maneja todo esto. Ya conoce los secretos. Y nunca los dirá así ofrezca tres horas de conferencia con refranes pintorescos. Aceptemos que ha sido más inteligente que todos nosotros.

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