WWE: un John Cena campeón mundial es un arma de doble filo
WWE: un John Cena campeón mundial es un arma de doble filo

John Cena quiere convertirse en 16 veces campeón mundial y volver a ser el abanderado de . Pero esta idea tiene tantos pros como contras. Que el rapero sea el máximo referente en SmackDown Live puede desarrollar clásicos instantáneos, sepultar oportunidades ajenas, refrescar su imagen o dar un paso atrás en cuanto a creatividad. 

En No Mercy, AJ Styles defenderá el Campeonato Mundial de WWE en una triple amenaza que incluye a John Cena y Dean Ambrose. Un triángulo incongruente, pero llamativo por el enfrentamiento de personalidades tan diferentes en que el de Massachusetts buscará sacar lustre al título de hijo predilecto del Universo de WWE.

Se lo merece. No cabe duda que en la última década, John Cena es el hombre que más trabajó en la empresa de los McMahon. Pese a su veteranía sigue dando luchas de calidad. Con el paso del tiempo supo reinventarse de muchas formas para poder seguir vigente -esto sin importar contra quien luche-.

Su rivalidad con AJ Styles tiene el potencial para ser el mejor de su carrera. El motivo: ambos construyeron la actual generación de luchadores con su liderazgo. Su química en el ring es innegable, basta con recordar su pelea en SummerSlam. 

Cena sigue siendo uno de los hombres más fuertes de WWE. No importa que su contrato ya no sea a tiempo completo como se dice, su lugar es siempre en las luchas estelares -no iba a estar siempre fortaleciendo títulos de medio cartel-. Y a eso hay que sumarle su popularidad, el amor y odio que genera es digno de una leyenda. 

El problema radica en que un Cena campeón es una figurita repetida que prescinde del drama que necesita la lucha libre. Por una década entera fue el plato principal de casi todos los eventos especiales de WWE. Insistir con él durante un orgánico recambio generacional mezclado con estrellas de ligas independientes tienta a ser un paso en falso. 

Su derrota, al contrario, significaría cimentar aún más el ascenso de Dean Ambrose o aumentar el prestigio que merece AJ Styles; de hecho este último versa su vida reciente sobre la victoria que le sacó a Cena. Mientras que el medio lunático lució más amenazante que nunca al derrotarlo de forma limpia -dejó a todos en shock-.

El odio hacia Cena es hasta cierto punto justificable. WWE dedicó su pasión en convertirlo en un Superman que nunca pierde -como el protagonista de una comedia romántica. Esto hizo que el ascenso de muchos se trunque. WWE no puede permitirse esto justo en el momento en que busca su nuevo rostro.

¿Cena merece ser 16 veces campeón mundial? Absolutamente sí. De esto no cabe duda. No porque sea el mejor luchador, sino por el amor que demostró no solo por la lucha libre, sino por la WWE. Su consagración alcanzando el récord histórico de Ric Flair, con campeonatos mundiales de la casa, sería el reconocimiento al prototipo de trabajador perfecto. Pero este no es el momento.

Un John Cena 16 veces campeón mundial es algo que tiene que darse, pero en otro contexto y con un ruta pensada en que su verdugo recibirá el espaldarazo para cargar sobre sus hombros a WWE; y así poder dejar de ser esa estrella estelar cuyas glorias constituyen un arma de doble filo. 

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