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Francessca Huané

Clasificó a los Juegos Panamericanos de atletismo master en Vancouver, Canadá 2016. Rocío Vallejos se había inscrito en las pruebas de 10k ruta, 5k pista y 21k, en todas se llevó la de oro. La atleta máster había logrado sus objetivos, pero dejando pasar por alto un dolor en las piernas. “Cuando volví al entrenamiento un día sentí algo que hizo como un “CLACK”. Algo que se rasgaba. Ya me había pasado antes en la pierna derecha, pero esta vez fue peor”, explica la .

Ya no podía sentarse. Su esposo la llevó de emergencia y la enviaron de inmediato a hacerse una resonancia. “El doctor dijo que tenía 4 desgarros. Mi esposo estaba sorprendido porque no entendía como había podido entrenar y competir todo este tiempo”.

SUS INICIOS
Desde niña le había gustado el atletismo, pero su familia no era deportista: un papá médico y una mamá abogada. “Ellos querían que estudie y no me dedique al deporte. No me dejaban que me quedase a después del colegio. Simplemente era que tenia condiciones, pero ahí no más quedaba”. Terminó la escuela e ingresó a la universidad a estudiar obstetriz. Cuando ya estaba realizando sus prácticas conoció a su esposo. Ahora ella quería estudiar odontología y él la apoyó.

Mientras estudiaba esta segunda carrera en la universidad, ingresó a la selección de atletismo. Compitió en los interuniversitarios hasta llegar a los nacionales. “Quedé segunda. Sin tener un entrenamiento previo. Yo corría solo por hobby”. Su esposo la apoyaba y animaba a participar en las pruebas locales (5k, 10k, 21k, 42k). No tenía una técnica, ni plan de trabajo. Solo salía a trotar y ganaba.

UNA PROFESIONAL
Ya en el 2012 inscribió a su hijo en atletismo en la Villa Deportiva del Callao. “El entrenador como me veía trotar me dijo que yo también me inscriba porque veía condiciones y tal vez pueda mejorar aun más”. Y así fue, comenzó a entrenar haciendo piques, ejercicios, trote con tiempos, cuestas y ese mismo año se convirtió miembro de la Federación Peruana de Atletismo como atleta máster.

Comenzó a participar en mundiales, en sudamericanos y hasta panamericanos. Constantemente tenía lesiones: en las rodillas tuvo condromalacia rotuliana y en las piernas siempre le daban ciertos jalones que la hacían doler, pero no la detenían. “Me decían que no compita, pero para mi era imposible no hacer nada”. Se exigía y prefería minimizar los dolores para cumplir sus metas.

“Con los tuve que parar. 4 meses y medio sin entrenar. Yo me sentía inactiva. Sentía mi cuerpo ocioso”. Tenía el apoyo de su hijo y esposo y eso la motivaba a saber que se recuperaría. Lo logró y hoy está de vueltas en las pistas. “Siempre he querido alcanzar los tiempos que de pequeña no tuve. Siempre sentí que quería correr y no lo pude hacer”.

Rocío dice que a veces se siente incomoda cuando le dicen “Tu has empezado adulta. A una edad mayor y no es igual que cuando tu cuerpo lo preparas desde adolescente”. Ella no lo acepta “Yo siempre pensaba quiero dar más. Yo quiero que conozcan que puedo dar más”. Aunque le digan que los tiempos que tiene solo podrá mantenerlos, ella prefiere pensar que podrá superarlos “Yo se que no he llegado a mis tiempos verdaderos y que me den la satisfacción que quiero. Cuando lo logre diré: hasta aquí llegué”.

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