Crueles | OPINIÓN

Entristece, más que sorprende, observar cómo sujetos llenos de malicia y rencores atacan a aquellos que se equivocan en un partido de fútbol. Hemos sido testigos de eso en apenas tres partidos que cumplió Perú en la Copa América. En solo esa cantidad de duelos, los futbolistas de la Blanquirroja han sido fustigados y hasta menospreciados.

Una derrota o un resultado poco convincente genera automáticamente que aparezcan los jueces –llámense “hinchas”- del tribunal de las redes sociales y la calle para sentenciar a un ¿culpable? Y ese debe estar entre nosotros. ¿Raro no? En el partido contra Venezuela, empate cero a cero. ¿Responsable del marcador? Edison Flores. ¿Motivo? Por no rematar fuerte enfrente del arco de Venezuela y así resaltar los reflejos de Wuilker Fariñez.

En todo el mundo se habló de la enorme intervención del joven golero llanero, pero en nuestro territorio solo nos fijamos en lo que hizo el volante incaico. Tanto es así que cuando anotó el 3-1 contra los bolivianos, en su festejo, se llevó el dedo índice a los labios en señal de silencio. Y saben que, tenía razón en hacerlo.

Una situación similar vivió Carlos Zambrano en esa presentación contra Bolivia. Al momento de cometer el penal que puso en desventaja a Perú, inmediatamente aparecieron comentarios de todo calibre: desde enunciados vomitivos hasta insultos de grueso calibre. No es mentira decir, además, que hasta celebraron más su cambio, por lesión, que su retorno a la selección tras tres años de ausencia.

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Párrafo aparte para aquellos que difunden información errónea sobre el estado de salud de un deportista. Acaso no saben que causan preocupación en el círculo familiar y amical del mencionado. Y de paso alteran, un poco, la convivencia del grupo en la concentración. Cómo es posible que afirmen con total certeza que el hombre tenía un desgarro y se perdía lo que restaba la Copa América. Ya cuando él lo desmiente, en conferencia de prensa, queda claro dos cosas: o hay un afán de protagonismo de los medios o no cruzan la información respectiva que comunican al público. Preocupan ambos casos. Y mucho.

Ahora el nuevo enemigo de la bicolor es Pedro Gallese por su mal partido contra Brasil. Recibió cinco goles, sí. Fue un punto bajo, sí. Toda esa situación dolió -duele-, pero vamos, quién no ha tenido una mala tarde en la vida. El 'blooper' es un fallo garrafal, sí, pero no da pie para que unos desatinados invadan su privacidad y lo insulten en sus redes sociales. Un día esos mismos sujetos endiosaron su figura por la monumental actuación en la Bombonera ante Argentina (0-0) por las Eliminatorias 2018 y hoy pisotean su cabeza y piden sus manos.

Es así como nos damos cuenta de que en la victoria la felicidad es compartida, todos somos hinchas de la Blanquirroja, pero cuando llega la derrota son pocos a los que realmente se les puede llamar incondicionales, como los que llevaron su aliento a Rusia 2018 y a esta Copa América o los que no se pierden un partido de la selección y la apoyan frente al televisor. El hincha verdadero es el que alienta, el que sufre y también critica con argumentos, no el que ataca y busca culpables cada vez que las cosas van mal.