“Sin Guerrero es necesario modificar la cuadratura ofensiva para amoldarse a las características de Farfán –aunque detrás del punta funciona mejor– y Ruidíaz”. (Foto: AFP)
“Sin Guerrero es necesario modificar la cuadratura ofensiva para amoldarse a las características de Farfán –aunque detrás del punta funciona mejor– y Ruidíaz”. (Foto: AFP)
Guillermo Oshiro Uchima

De las derrotas siempre se sacan conclusiones importantes, mucho más si consideramos el nivel de ‘sparrings’ que nos ponen a prueba. En este caso, tras los amistosos ante Holanda y Alemania, lo es la confirmación del estatus alcanzado por la selección tras su clasificación mundialista. Las goleadas y papelones ya no son moneda común, signo inequívoco del crecimiento impulsado por Gareca. Pero también queda en evidencia que para ser un equipo top nos faltan jugadores de jerarquía, no es suficiente con lo que mostramos en el Mundial. Es necesario que surjan nuevos rostros que sumen calidad y cantidad en este nuevo proceso, y para ello se requiere que tengan rodaje internacional para apuntalar su crecimiento. Por ello es inentendible que una de las críticas al técnico sea la apuesta por estos recambios. Si no los prueba en amistosos, ¿cuándo?


En Ámsterdam y Sinsheim quedó expuesta también la idea primigenia del entrenador: el estilo no se modifica. Sin embargo, el eje de ataque y la referencia ofensiva siempre será el ‘9’, el hombre que debe sincronizar sus movimientos con el resto del equipo para que sea habilitado eficientemente o que pueda generar espacios para el libre desenvolvimiento de sus compañeros en facetas creativas. Sin es necesario modificar la cuadratura ofensiva para amoldarse a las características de Farfán –aunque detrás del punta funciona mejor– y Ruidíaz. Con ambos la idea cambia radicalmente respecto del trabajo automático que se hacía con Paolo. Ello solo se logra con trabajo y tiempo para generar una memoria colectiva.


El vacío que deja Paolo es un punto crítico luego de las sumas y restas en canchas europeas y considerando que en nuestro universo no asoman hoy más alternativas que las ya mencionadas, algo que no ocurre en otros puestos donde existen variantes a probar. Debido a esa escasez no debemos soslayar ninguna opción. Y dentro de esos futuribles candidatos parece haber un consenso: Beto da Silva, el delantero de 21 años que se ha paseado por Holanda, Brasil, Argentina y ahora aterriza en México en la búsqueda de la consolidación postergada. Si llega a recuperar el nivel que tuvo en su eclosión con Cristal, sin duda será un aporte porque es del gusto de Gareca. El inconveniente de Da Silva es la competencia que tiene en Tigres: el francés Gignac, el chileno Eduardo Vargas y el ecuatoriano Enner Valencia, todos de nivel superlativo. Ese obstáculo inicial obliga a pensar que Gareca debe seguir insistiendo con Farfán y Ruidíaz hasta encontrar el mecanismo para el nuevo entendimiento ofensivo. Esa es la zona más debilitada y afectada tras el Mundial.


En Eliminatorias y en el Mundial, salvo Ramos y Tapia, los goles siempre se los repartieron los hombres de ataque: Guerrero, Flores, Farfán, Cueva y Carrillo. Aunque mera casualidad, en estos últimos amistosos curiosamente las conquistas vinieron de atrás con Aquino y Advíncula, producto de un córner y un contragolpe.

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