"Cabeza fría y corazón caliente", por Jerónimo Pimentel
"Cabeza fría y corazón caliente", por Jerónimo Pimentel
Redacción EC

La última doble fecha de la tiene muchas lecturas. Confirma el carácter del plantel y su capacidad para remontar resultados; fortalece la apuesta de Gareca por la transición generacional, con protagonismos compartidos entre veteranos como Guerrero y Rodríguez, jugadores maduros como Cueva y Carrillo, y noveles en estas lides como Flores y Trauco; y derrumba algunas tendencias negativas, como aquella que nos impedía sumar puntos fuera de casa a la vez que nos hacía dudar de la fortaleza de nuestra localía. No es poco, pero los retos por delante no son pequeños.

Las dificultades externas son conocidas, como el difícil fixture que le espera a Perú luego del partido con Bolivia, en cinco meses. Nuestra selección jamás ha ganado en Eliminatorias ni en Quito ni en Buenos Aires y le ha costado mucho sumar en esas plazas, al punto que el mejor resultado conseguido ha sido un empate de visita en cada caso. Ante Colombia, en este formato, la blanquirroja no gana desde el 2001 en cualquier estadio. Los matemáticos optimistas calculan que en esos tres encuentros se debe sumar de cuatro a seis puntos para alcanzar la frontera histórica donde se suele situar el quinto puesto, pero la verdad es que ello no asegura nada. La lógica invita a pensar que, esta vez, el repechaje de la Conmebol se alcanzará con 28 puntos. Es probable que ese lugar esté reservado a los charrúas.

Los retos internos tampoco son triviales. El principal será paliar la ausencia de Guerrero ante Bolivia. El segundo, que ya se discute, tiene que ver con el posible regreso de Farfán, cuyo síntoma más grave es que ya genera ruido alrededor de un conjunto que ha ganado consenso. Luego, si el objetivo no se consigue, habrá que tolerar el bajón anímico correspondiente al probable visionado del mundial ruso por TV. Finalmente, vendrá el acostumbrado debate sobre la continuidad o no del entrenador, lo que lleva el proceso, por lo general, a fojas cero.

¿Cómo se rompe este ciclo negativo? Solo hay dos vías: el exitismo y la planificación. Una hipotética clasificación tendría como consecuencia inmediata apostar por la estabilidad de la base de jugadores y del comando técnico, pero esa carta está ya perdida; la otra vía es que, desde la federación, alguien logre detectar las señales de crecimiento que se han visto en los últimos encuentros, sobre todo después de la Copa América, el parteaguas que da origen a esta ilusión. En cualquiera de los dos casos, la solución pasa por la persistencia.

Hecho el análisis, es posible detenerse en las sensaciones. Gareca ha logrado impregnar al equipo de una emoción emergente, a la vez que ha logrado instalar la idea de que es posible prescindir de algunas figuras en pos de la construcción de una idea colectiva. A la vez, se ha logrado desterrar el derrotismo exagerado, sin que ello signifique caer en la venta industrial de humo. El hincha parece exigir, más que un juego de fantasía o una copa el mundo, un fútbol que corresponda con el ethos nacional: laborioso, optimista y competitivo. Ese lazo es quizás el gran triunfo de Gareca y se debe cuidar como oro, porque esa identificación es el punto de partida para levantar mejores edificios.

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