Gareca convocó a quien nadie tenía en mente: un juez de línea
Gareca convocó a quien nadie tenía en mente: un juez de línea
Horacio Zimmermann

La primera sorpresa de fue la convocatoria de alguien que nadie tenía en mente: un juez de línea.

El silencio en Videna, tanto de los jugadores como del cuerpo técnico, evitó un pronunciamiento oficial sobre la utilidad del árbitro en el segundo día de entrenamiento de la selección. Sin embargo, surgen algunas interpretaciones sobre la presencia del linesman en la práctica, una determinación poco usual en el fútbol peruano.

La trampa del offside no es una lectura única que explique por qué Ricardo Gareca decidió invitar a un árbitro asistente al entrenamiento.

Existen otras propiedades del fútbol para sustentar la invitación.

(Foto: USI)

Durante el tiempo que Markarián dirigió a la selección recalcó que el futbolista peruano no tenía “cultura defensiva”. Para meter el cuerpo, para friccionar, para ir arriba, abajo, etc. Y tiene parte de razón: el peruano se caracteriza por buena técnica, pero por no cumplir a cabalidad una determinada tarea táctica. La disciplina, en este aspecto, es fundamental.

En ese sentido, la interpretación que encuentro de acuerdo a la presencia del juez de línea tiene que ver con el trabajo de un aspecto netamente mecánico y táctico: la línea defensiva.

Gareca dedicó tiempo en la práctica a los movimientos de la defensa, conformada en inicio por Advíncula, Zambrano, Ramos y Yotún. A mi entender, esto tiene que ver con mantener y cumplir con la organización defensiva, que evite espacios vacíos que sean aprovechados por el rival.

En el libro “Herr Pep”, del escritor Martí Perarnau, una crónica de la primera temporada de Guardiola en el Bayern, el propio Pep explica la importancia de la organización defensiva.

“Los cuatro han de bascular constantemente e impedir que los pasillos que hay entre ellos sean demasiado anchos y grandes. Han de evitar que se pueda entrar en ellos con facilidad. El defensa central ha de saltar a presionar al delantero contrario que recibe el balón y en presionar. Mientras, el mediocentro ha de bajar a cubrir el puesto del segundo central. Ha de ser un movimiento de cobertura del compañero, casi como un biombo que se pliega en diagonal. Ha de ser instantáneo”.

En el libro, Guardiola pone énfasis en la atención a la línea defensiva. El objetivo es que el equipo no quede descompensado y, sobre todo, que el montaje defensivo formado en este caso por los cuatro defensores, se mueva en bloque, en zona. Esta es una postura que puede tener que ver con la presencia de línea en el entrenamiento: descubrir cuándo el ejercicio defensivo se hace mal.

En el fútbol, cada jugador cumple una tarea determinada. En el caso de los defensas, muchas veces estas labores están mecanizadas. A mi entender, Gareca, al igual que Guardiola o cualquier otro entrenador, sabe que la forma de defender es básica. Por eso, quizás, ponga énfasis en el aspecto táctico, en cuándo el lateral debe romper, en qué cobertura debe hacer la pareja de centrales, el volante central, el lateral opuesto. A que sepan por dónde y cómo moverse.

La importancia la tiene la línea defensiva. El defensor debe vigilar siempre al compañero que marca este punto imaginario. De lo contrario, el bloque se quiebra, el rival ingresa y daña. Le pasó a Juan Aurich en Buenos Aires. Contra River Plate, la línea fue más bien un zigzag que permitió a los millonarios generar más de diez ocasiones claras de gol.

Gareca lo debe entender así. Lo debe saber. Perú tiene desequilibrio en ataque, le hace falta cultura defensiva. Por eso pone énfasis en este aspecto.

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