El 90% de las personas que entrenan en el gimnasio de Luis Carrillo son futbolistas, el 10% restante son luchadores. (Eduardo Cavero / El Comercio)
El 90% de las personas que entrenan en el gimnasio de Luis Carrillo son futbolistas, el 10% restante son luchadores. (Eduardo Cavero / El Comercio)
Renzo Giner Vásquez

Detrás de la explosión de Luis Advíncula en cada pique, los ágiles quiebres de André Carrillo o el aguante de Jefferson Farfán, está el trabajo de Lucho Carrillo. “Comencé en esto hace 20 años y nació con la intención de romper un tabú”, nos cuenta el preparador físico de alto rendimiento.

—¿Cuál?
Algunos técnicos y preparadores antiguos decían que el físico solo se debía trabajar en el club. Ni trabajos funcionales ni pesas ni piques fuera del entrenamiento. Nosotros demostramos que un trabajo bien llevado y científicamente estructurado se convertía en un plus.

—¿Y por qué tomaste esa responsabilidad?
Jugué fútbol en alguna oportunidad, participé en la Copa Perú y siempre me gustó el tema físico. Por eso noté que el problema del futbolista peruano era el físico, y te hablo de hace 20 años. Así que me puse como meta ayudar a los deportistas talentosos de bajos recursos para que tengan el físico de los seleccionados internacionales.

—¿Qué resultados tuvo?
Empezamos a llamar a talentos de distintos clubes, así llegaron Carrillo, Cueva, Ruidíaz, Advíncula, Hurtado, Sergio Peña. El 90% de seleccionados han trabajado con nosotros. Pero no hay que confundirnos, aún nos falta mucho. Sería un error muy grande pensar que ya está hecho el trabajo.

—Sobre todo con el Mundial que vimos, Croacia llegó a la final tras tres suplementarios seguidos...
Lo de Croacia demuestra la preparación previa de los jugadores, porque al final están con la selección un mes o mes y medio. Pero en general, este fue el Mundial más físico que hemos visto. Me sorprendió la paridad en equipos como Irán, Marruecos o Japón. Eso es porque han tratado de equiparar lo que les faltaba en técnica con la parte física. Ahora todas las selecciones tienen 20 o 25 jugadores de alto nivel, pero para eso se necesita un universo de mil.

—Nuestra liga nacional no nos da ese universo...
Son dos mundos distintos. Mientras mejor trabajo se haga en divisiones menores, mejor irá todo. Si no se sigue trabajando, lo que pasó en el Mundial será una isla, volveremos a caer en lo mismo.

—¿Qué importancia le dan al físico los clubes locales?
Todavía no entienden muy bien su importancia. No digo que los entrenadores físicos estén mal, para nada. Pero en un club con 30 jugadores por categoría no le puedes dar la debida importancia a cada uno. Necesitarían pasar una hora con cada jugador para poder evaluar todo lo que nosotros medimos y simplemente no se dan abasto.

—¿No hay solución?
Claro que sí. En Europa cada jugador tiene su propio preparador. Acá todavía se maneja con mucho recelo en los clubes, por eso digo que no debemos dormirnos. Que un jugador venga a mi gimnasio no quiere decir que el trabajo del equipo sea malo, es complementario; elevamos al máximo el estado físico del deportista. El preparador del equipo trabaja para el partido del domingo. Es diferente.

—¿Qué es lo primero que trabajas con un nuevo futbolista?
El primer día se le evalúa. Se ve si es potente, explosivo, si agarra velocidad después, si es lento o débil, cuál es su resistencia, volumen de oxígeno. Según eso se equilibra. Es un tema complejo que tiene a todo un equipo de personas detrás. Trabajamos con nutricionistas, médicos deportivos, psicólogos. Si falla uno, el deportista se viene abajo.

—Entonces, ¿ya no hay excusas ni imposibles para los futbolistas?
Lo que se debe intentar es tener todos sus aspectos físicos en un 80%. Si tiras una habilidad al 100%, las otras tienden a bajar.

—¿Desde cuando conoces a los seleccionados?
Desde jovencitos. Carrillo llegó a los 15 o 16 años, antes de entrar a la reserva de Alianza Lima. Lo vi en un partido de menores, tenía mucha habilidad y le pedí que venga a entrenar. Advíncula vino cuando jugaba en Cristal, tenía 18 o 19 años. Su genética es importante, nació con unas fibras recontraexplosivas.

Los seleccionados que juegan en Europa visitan el gimnasio de Carrillo cada vez que están de vacaciones en Lima. (Archivo personal)
Los seleccionados que juegan en Europa visitan el gimnasio de Carrillo cada vez que están de vacaciones en Lima. (Archivo personal)

—Si hablamos de genética, Ruidíaz no sale muy beneficiado...
Sí, pero es muy hábil e inteligente. Él utiliza muy bien su cuerpo. Ruidíaz vino antes de irse a Chile, hicimos una pretemporada y por eso jugó muy bien allá.

¿Quién es el más afanoso con los entrenamientos?
Hay varios. Esta selección tiene un grupo que se interesa bastante por el aspecto físico. Pero a Wilder Cartagena, Aldo Corzo y Miguel Araujo les encanta trabajar.

—¿No tienes ninguna alianza con la FPF?
No, nunca hemos tenido un acercamiento. Aunque hoy en día hay personas nuevas que tienen un panorama distinto, seguro conversaremos para algo. Pero los chicos llegaron acá por el boca a boca.

—¿Qué jugador te ha traído un gran reto?
Puede ser Jefferson Farfán. Vino con una lesión muy fuerte en el tobillo, estuvo un año sin jugar, todos me escribían para decirme que no pierda el tiempo, que no sería el mismo. Hasta algunos dirigentes me lo decían.

—¿Siempre le tuviste fe?
Sí, y su representante también. Lo evalué y le dije que en un mes tendría el motor de una 4x4 nueva.

—¿Y él nunca perdió la esperanza?
Yo creo que no, por como lo veía trabajar. Cada entrenamiento lo hacía como si fuese el último. Alcanzamos un nivel de entrenamiento al que solo he llegado con cinco o seis chicos, entre futbolistas y luchadores. Tenía trabajos de fuerza, pilometría para resistencia, inestables para equilibrio, todo con un circuito y agregado de velocidad con el balón. Ahí está, para los que no apostaban. Jefferson me demostró que mentalmente es inquebrantable.

—Hablando meramente de lo físico, ¿podemos aspirar a un Cristiano Ronaldo o a un Mbappé?
Esos son uno de mil al que alguien ve, trabaja con ellos y salen. Eso intentamos hacer nosotros. Vamos a ver fútbol de menores, captamos talentos y los invitamos a entrenar. Si antes los captábamos a los 12 años, ahora lo hacemos a los 6. Esa es la tendencia mundial. Además, tenemos un programa para deportistas de bajos recursos: hasta ahora hemos becado a unos 30 chicos.

Ficha del personaje

Luis Carrillo
Preparador de alta competencia

​Tengo 48 años y desde hace 23 trabajo en la preparación física, aunque acá esto ha tomado mayor viada en los últimos seis años. También soy especialista en preparación de alta competencia y muscular. Tengo dos hijos, uno de ellos trabaja conmigo. Pueden tener más información de nuestro Centro de Alto Rendimiento .

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