Ricardo Gareca tiene contrato con la selección peruana hasta finales de este año. (Foto: El Comercio).
Ricardo Gareca tiene contrato con la selección peruana hasta finales de este año. (Foto: El Comercio).
Pedro Canelo

Marzo, 2015. Eran los primeros días de Ricardo Gareca como técnico de la selección peruana. El plantel se había mudado desde la Videna hasta Fort Lauderdale (Estados Unidos) donde se enfrentó a Venezuela (caída 1-0 ante los llaneros). En una de las prácticas, el ‘Tigre’ detuvo muy fastidiado las acciones por el excesivo juego al pelotazo al momento de iniciar un contragolpe. A pesar de que gritó sus frases, no se escucharon con claridad, lo que más se pudo entender fue el reclamo de no jugar a la pelota como el histórico estilo peruano exige: a ras del césped. Desde allí inició un trabajo insistente en recuperar la identidad de nuestro balompié. Más de dos años después, Gareca no solo renovó nombres en el cuadro bicolor, sino que también le devolvió al equipo un DNI que había sido extraviado.


Después del partido entre Sporting Cristal y Alianza Lima, se han resucitado todas las polémicas sobre la importancia del ‘cómo’ al momento de buscar un resultado positivo. Se critica a un Pablo Zegarra que “está tranquilo por cómo juega el Sporting” o se señala que Pablo Bengoechea pelee la punta con un equipo sin libreto definido. Otros recuerdan videos de Marcelo Bielsa donde habla de la posesión de balón y otros cuelgan fotos de Jose Mourinho, el último abanderado del pragmatismo táctico en el fútbol de primer nivel.

¿Qué nos gusta aquí en el Perú? Que se discuta tanto el triunfo blanquiazul del miércoles pasado en el Nacional revela una debilidad futbolera que ha traspasado la barrera de todas las generaciones. A los peruanos nos encanta (y fascina) el juego bonito. Sergio Markarián dejó por lo menos a cinco futbolistas consolidados para ser titulares en selección, y aquí algunos siguen diciéndole ‘ratonero’.

No está mal que se discutan estilos ni que importe tanto el cómo. Es saludable para un fútbol que busca crecimiento y hasta unidad en el juego de todas sus categorías que se persiga un estilo a mediano o largo plazo. También es cierto que ser apóstoles del resultado tampoco es tóxico si mencionamos a equipos como Alianza Lima, que no logran el título nacional desde hace una década. Eso sí, ese pragmatismo de Bengoechea asume un riesgo: para el reconocimiento en diciembre, tiene que campeonar o campeonar. Ser segundo, por cómo juega, lo convertirá en el más pifiado.

Sí, caminar por esa delgada línea de la eficacia por sobre el estilo y caerse puede ser muy impopular. Y aquí volvemos a Ricardo Gareca y a ese fenómeno de popularidad que sigue creciendo a pesar de que todavía estamos muy lejos de cualquier opción mundialista.
Más allá de la disciplina impuesta en los últimos doce meses, de la renovación de nombres, esos aplausos al margen de perder (como ocurrió con Brasil el año pasado) responden de alguna manera a ese ‘cómo’ que tanto hemos escuchado en estos siete días. Perú, con sus evidentes limitaciones, al fin es un equipo que apuesta por competir sin olvidar las raíces de un fútbol de toque y jamás defensivo.

Es muy posible que quedemos fuera del Mundial, sin embargo quizá escuchemos aplausos después de ese último partido ante Colombia si la selección sigue demostrando crecimiento, compromiso y un respeto al estilo del fútbol peruano. A Ricardo Gareca más que nunca le importa el ‘cómo’. Ha quedado demostrado que a nosotros también.

Contenido sugerido

Contenido GEC