Daniel PeredoColumnista
Pablo Bengoechea está perdiendo la oportunidad de promover una renovación natural. Prefiere prolongar el ciclo de algunos futbolistas que ya fallaron y que hasta en la voluntad lucen cansados para las respuestas que requiere la Selección. No se trata de esperar un llamado con todos nuevos, pero tampoco se puede aceptar que sigan los mismos de siempre.
Después de todas las experiencias anteriores, no hay un plan para progresar adecuadamente y reducir las diferencias. Bengoechea aceptó una decisión cortoplacista de la Federación, que no forma parte de ningún proyecto, y el mensaje que transmite el entrenador es de priorizar su continuidad, atender su interés personal antes que el beneficio colectivo. La Selección necesita una mirada mínima de cuatro años y el técnico tiene una mirada de meses, buscando una buena Copa América y extender su contrato.
Este 2014 es el único año de preparación. Y todos queremos ganar siempre, aunque tampoco podemos dejar pasar la ocasión de evaluar a futbolistas con potencial en partidos de rigor. En dos amistosos, se puede mantener una estructura de alineación, pero también rotar jugadores, sobre todo en posiciones sensibles que urgen alternativas. No lo hicimos ante Iraq y Qatar, y nada hace suponer que Bengoechea modificará con rivales de otra dificultad. Si Rodríguez tenía club y Farfán se curaba de la rodilla, seguro Perú presentaba ante Chile el mismo equipo de la eliminatoria anterior.
La presencia de Claudio Pizarro es el mejor botón como ejemplo del inmediatismo. Con todo respeto, el delantero del Bayern no va a llegar al siguiente proceso de clasificación. Después de una trayectoria brillante en Alemania, estará más cerca del retiro que de la alta competencia de una eliminatoria. Una Selección clase baja como la nuestra necesita de sus convocados de clubes extranjeros, picos de rendimiento y un poco más.
Atención. Esta es la lista de convocados para este mes. pic.twitter.com/AnFBoplUaF— Selección Peruana (@Seleccion_Peru) septiembre 19, 2014
Lo de Vargas trasciende lo futbolístico. La eliminatoria pasada retrató su falta de compromiso. Bajo de físico, sin estado de forma, sin asumir obligaciones tácticas, terminó convertido en un líder negativo fuera del campo y una sombra de jugador dentro del terreno. No se discute su presente en Fiorentina; sin embargo, lamentablemente hace algún tiempo dejó de ser un futbolista confiable para la Selección. En Videna se hacen los desmemoriados y eligieron volver con él.
En el fútbol, con tiempo, entrenamiento, responsabilidad y voluntad, se puede progresar con intérpretes regulares. Sin un crack que gane solo los partidos, tenemos que ampliar el universo de seleccionados, consolidar un colectivo y dejar de depender de la individualidad. Tal vez, sea el momento de sumar más cantidad que calidad, para con conceptos tácticos, respuestas físicas y estado de ánimo equiparar el talento, ser competitivos y acortar las distancias.
Estamos perdiendo tiempo. No hay proyecto para la renovación, ni oportunidades constantes para aumentar la base. Después de cinco juegos amistosos, nuestra conclusión es que las convocatorias son más de lo mismo. Después del último sudamericano Sub 20, en la Federación se llenaban la boca hablando de desarrollar a los mejores de ese plantel. Sin embargo, contradictoriamente, el entrenador explicó que la base de la Selección seguirá siendo la generación 1984. No hay mediano ni mucho menos largo plazo. El único que piensa en (su) futuro es Bengoechea.