Aprobación a Ricardo Gareca alcanza el 98% en la última encuesta de El Comercio-Ipsos en Lima Metropolitana. Edwin Oviedo y J.C. Oblitas también tienen el respaldo del hincha. (Foto: AFP)
Aprobación a Ricardo Gareca alcanza el 98% en la última encuesta de El Comercio-Ipsos en Lima Metropolitana. Edwin Oviedo y J.C. Oblitas también tienen el respaldo del hincha. (Foto: AFP)
Redacción DT

Por: Víctor Garay Luna

Si se encontrara con cien personas en la calle, 98 de ellas se acercarían, lo saludarían, le pedirían un selfie o hasta un autógrafo; el resto, es decir solo un par, quizá pasaría de largo o lo miraría de reojo. En estos tiempos en que la mayoría no cree en políticos, el nombre del técnico de la selección peruana es un punto aparte. Mientras la última encuesta de El Comercio-Ipsos sigue demostrando el descenso de muchos, también ratifica que la gestión del entrenador argentino con la Blanquirroja tiene el apoyo del 98% de los hinchas. Esta es la mejor cifra que consigue al mando del combinado nacional, un apoyo contundente.


Gareca nunca usó un discurso populista. Jamás vendió falsas ilusiones. El argentino fue todo lo contrario: directo, sensato y siempre con los pies sobre la tierra. Los triunfos no le hicieron creerse el mejor y las derrotas jamás terminaron con su sueño mundialista.


“Acepto este desafío. Me siento muy feliz sabiendo que nos espera una tarea difícil, complicada, dura, pero no imposible. No hay nada imposible cuando se está unido, cuando uno tiene los objetivos claros. Mi decisión de entrenar a Perú es porque yo creo en el jugador peruano”, dijo durante su presentación a inicios del 2015.


Nunca mintió el ‘Tigre’. Su paso en la selección va de menos a más. Decidió jugársela por un nuevo grupo y todo salió como lo pensó, hasta mejor se podría decir. Si el 2016 fue el año del recambio generacional, este 2017 es el de la consolidación de su apuesta. El técnico inició el año con un 81% de aprobación, y hoy tiene el respaldo de la mayoría. Gareca, más que el técnico de la ilusión, hoy se convierte en el hacedor del milagro.


—Renovación—

En el Perú se había vuelto una costumbre que al final de cada proceso, o antes, pidieran la destitución del técnico. Con Gareca pasó lo mismo en las primeras fechas de las Eliminatorias. Sin embargo, comenzó a tener el apoyo de la gente luego de la Copa América Centenario en Estados Unidos, porque después de ese torneo renació la relación hinchada-jugadores.


En el 2017, la Blanquirroja comenzó en el octavo lugar con 14 puntos. Creer en Rusia 2018 parecía una utopía. Era mejor apuntar a Qatar 2022. Sin embargo, la selección peruana vino desde atrás y nunca perdió en este año. Las tres victorias y tres empates la dejaron en el quinto lugar. Ahora tendrá que medirse ante Nueva Zelanda para lograr el sueño mundialista, el cual es esquivo desde hace 35 años.


El aficionado en las calles reconoce el trabajo de Gareca y no cree que esta hazaña fue un golpe de suerte. Por eso el 95% considera que deberían renovarle el contrato para que su proceso continúe.


Hay una gran confianza de clasificar al próximo Mundial. La ilusión está más viva que nunca y esto es producto del gran desempeño tanto del comando técnico como de los jugadores. El 47% cree que, de alcanzar un cupo para Rusia 2018, el gran artífice de este logro será Gareca; y para el 44%, los futbolistas. La Federación Peruana de Fútbol (FPF) se queda con un 7%.


—Con buena nota—

Detrás de este gran momento de la selección peruana está la correcta gestión de Edwin Oviedo. El presidente de la FPF tomó buenas decisiones como contratar a Juan Carlos Oblitas o formar un buen equipo para defender los puntos ante Bolivia por el Caso Nelson Cabrera en el TAS. Oviedo tiene el 73% de apoyo, mientras que Oblitas, el 79%. Un reflejo de que las cosas están mejorando en la parte administrativa y dirigencial.


La gente dejó atrás esa manía de señalar y buscar culpables de los fracasos. El hincha peruano ahora espera con ansias que el sueño de volver a un Mundial se haga realidad. Todavía faltan 180 minutos para lograrlo. Pero Ricardo Gareca ya ganó su propio partido en las calles.

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