La selección peruana jugará ante Paraguay y El Salvador en la fecha FIFA de marzo. (Foto: @SeleccionPeru)
La selección peruana jugará ante Paraguay y El Salvador en la fecha FIFA de marzo. (Foto: @SeleccionPeru)
Pedro Canelo

El boleto para viajar en tren a Saransk es rectangular, fondo blanco y letras del alfabeto ruso en un rojo intenso. Las únicas indicaciones en inglés informan que para abordar desde Moscú hay que esperar en la estación Kazanskaya, a unos 30 minutos del centro moscovita. Si existía alguna duda para emprender la travesía, siempre había alguien a quien preguntar. Había peruanos en los restaurantes cercanos, en las cabinas telefónicas o haciendo la siesta cerca de alguna escalera. A unas horas de aquel inolvidable partido ante Dinamarca por el Mundial, entendimos que la pasión peruana por el regreso a una Copa del Mundo había viajado más de 10.000 kilómetros para multiplicarse en un canto coral con insomnio, interminable. Nunca más íbamos a estar solos.

El convencimiento

Luego de cuatro meses, ya sabíamos que no era un sueño. La selección había clasificado a Rusia 2018, ya conocía a sus rivales para la fase de grupos y solo tenía que concentrarse en alcanzar su pico de rendimiento. Perú pactó dos amistosos en marzo ante Croacia e Islandia. Los dos encuentros fueron en Estados Unidos: en Miami y Nueva Jersey. Los dos culminaron con victoria por dos goles de diferencia (2-0 y 3-1). Éramos competitivos, éramos felices y Gareca iba encontrando su once para la competencia más importante de nuestras vidas.

El perdón

La tarea más difícil para el comando técnico fue cubrir el vacío dejado por Paolo Guerrero, pues en mayo su castigo por dopaje fue ampliado hasta 14 meses. Farfán recibió la responsabilidad de ser el ‘9’ y el esquema estaba elaborado con el hombre del Lokomotiv en el ataque. Sin embargo, al cierre del mismo mayo, con la selección concentrada en Austria, el Tribunal Federal Suizo aceptó la apelación de la defensa de Guerrero y lo habilitó para jugar el Mundial. Paolo podía estar en Rusia y su regreso no pudo ser mejor con dos goles en el 3-0 ante Arabia Saudí.

El sueño cumplido

La selección reaparecía en un Mundial después de 36 años ante Dinamarca en el estadio Mordovia Arena de Saransk, con un mar humano de hinchas. El resultado no acompañó. Perú tuvo minutos de buen fútbol, falló un penal, compitió, pero no se pudo sobreponer después del gol de Poulsen. Ante Francia solo fue resistencia, desgaste físico, otra vez la hermosa hinchada en Ekaterimburgo y un remate al palo de Aquino. Gol de Mbappé para sentenciar una eliminación que sigue doliendo. Ante Australia pudimos ver a un equipo fresco sacar adelante una victoria 2-0 en la calurosa Sochi. Tocaba hacer las maletas y abrir los ojos. El sueño fue real.

La prueba

Aún con resaca mundialista, con la esperada renovación de Gareca, Perú volvió a cruzar océanos para dos amistosos de primer nivel. Dos visitas a dos potencias golpeadas del Viejo Continente. Primero Holanda, que al quedarse sin Rusia trataba de empezar desde cero; y después Alemania, eliminada en la primera ronda mundialista. Las dos fueron derrotas por 2-1 luego de estar adelante en el marcador. La Blanquirroja volvía a mostrarse competitiva, con una idea de juego. Ya no sonaba exagerado ver a Perú cada mes entre los 20 mejores del ránking FIFA.

La continuidad

Para los amistosos de octubre, la alegría de ver a la selección parecía no conocer de fecha de caducidad. La goleada frente a Chile 3-0 y el empate 1-1 con Estados Unidos (con varios recambios) confirmaban los beneficios de la continuidad en el comando técnico y en el grupo de jugadores. Perú se mostraba sólido, elaborado, con meses de ventaja en comparación a sus rivales del continente. Ante la escuadra chilena, hubo minutos sobresalientes. Y otra vez Estados Unidos era, para nuestra selección, el país de las mejores oportunidades.

La duda

Noviembre fue el mes para volver a casa y festejar el día del hincha peruano. Un Ecuador renovado se medía con una Blanquirroja que acumulaba dos años sin perder de local ni ante un sudamericano (desde Brasil en noviembre del 2016 ). Un pésimo arranque de segundo tiempo determinó un 0-2 que no se pudo remontar. En Arequipa, días después, Perú acabó ante Costa Rica con un 2-3 difícil de digerir. Los hombres de ataque se alejaban del gol, la firmeza defensiva había decaído. Gareca quiso agrandar el universo y la realidad le respondió con dos caídas.

La expectativa

Al volver de Rusia, la selección vivía dos mundos paralelos: el desarrollo deportivo con Gareca al mando y las noticias judiciales vinculadas al presidente de la FPF, Edwin Oviedo. En medio de esa neblina, el ‘Tigre’ viajó a Moscú para decirles a Farfán y Cueva que cuenta con ellos. Salvo Guerrero y Rodríguez, Gareca afrontará los próximos retos con los mismos hombres que hicieron victoria nuestra gratitud. Esos pasajeros pegados a un balón de cuero con los que subimos a ese tranvía llamado deseo. Ya nadie podrá bajarnos de ese tren. El viaje continúa.

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