El primer marcador zurdo de la U que recuerdo haber visto jugar fue Hugo Gastulo. Era alto y, además del bigote ralo, tenía un flequillo que por momentos parecía impedirle la visión. Era un típico lateral de los ochenta: funcional, ordenado, pragmático. Actuaba sin rudeza, pero también sin elegancia y destacaba más por neutralizar los ataques rivales que por proyectarse.
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Luego, al inicio de los noventa, recuerdo a Octavio Vidales y a Ricardo Bravo. Vidales era un defensor de perfil bajo, muy cumplidor aunque algo lento; no reventaba la pelota así nomás sino que intentaba la salida prolija. Bravito, por su parte, alternó más veces como lateral derecho, pero empezó jugando en la banda zurda (el titular inobjetable por derecha aún era Leo Rojas), y más de una vez le tocó regresar a esa posición. No era flojo en la marca, pero lo suyo eran la velocidad y el desborde. Era un ratonero disfrazado de defensa.
Más adelante apareció Alexis Ubillús, uno de los mejores en su puesto y titular fijo en el 95. Era aguerrido, técnico, iba bien hacia el frente. Además congeniaba con los líderes de entonces dentro y fuera de la cancha (verbigracia: el trencito con Paolo Maldonado).
Otros laterales izquierdos indiscutibles fueron Giuliano Portilla, hombre con gran recorrido, remate potentísimo y fuerza en el cabezazo; y Mario Machito Gómez, quien surgió de la cantera para adueñarse del puesto gracias a su visión, talento y vehemencia. Los rivales sufrían con sus gambetas y escaladas hasta la línea de fondo. Su inmadurez emocional e indisciplina acabarían con su carrera, pero mientras mantuvo regularidad fue el puto amo de la banda.
Después llegaría otro hito, Juan Manuel Vargas, acaso el mejor lateral zurdo de la historia contemporánea de la U (no me animo a decir de la selección por respeto generacional a Percy Olivares). Al Loco le bastaron dos años para volverse un nombre grabado a fuego en el corazón de la Trinchera.
Después de Vargas, solo Miguel Trauco ha mantenido el nivel en esa posición. Marcador muy táctico, con panorama y pase largo, el tarapotino hizo una gran temporada el 2016 y migró pronto a Brasil. Después solo ha habido fogonazos, flores de un día, promesas incipientes. ¿Alexi Gómez?, ¿Aurelio Saco Vértiz?, ¿alguno más?
Creo que si este 2024 Nelson Cabanillas hubiese mantenido una forma física más profesional, hoy no estaríamos comentando su salida del club, sino su consolidación en el puesto. El ecuatoriano Segundo Portocarrero, veloz pero enredado, no demostró ser mejor que el peruano, cuyo rendimiento, ya digo, se vio perjudicado por un sobrepeso que nunca logró corregir.
El ex ADT César Inga acaba de llegar a la U. Dicen que es un marcador talentoso; esperemos que también le sobre ambición, porque en el 2025, con la Libertadores y la posibilidad de alcanzar el tri, lo que más vamos a necesitar es compromiso. La U del próximo año tiene que ser una suma de carácter y buen pie. En ese orden.
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