La altura tendrá este año un rol protagónico en la Liga 1 del fútbol peruano. Por primera vez en la historia del campeonato nacional, la mayoría de equipos –el 63%; es decir, 12 de los 19 clubes participantes– serán locales en ciudades con una altitud superior a los 1.900 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.).
El escenario con mayor altitud será Juliaca, en la región Puno, a más de 3.800 m.s.n.m. En el segundo lugar está el Cusco, a 3.400 m.s.n.m., que tiene –junto a Lima– el mayor número de representantes en la competición (3).
En el 2024, ocho clubes de altura compitieron en el torneo. De ellos, cuatro clasificaron a competencias internacionales que se disputan este año, debido a que se ubicaron en la primera mitad de la tabla al final del certamen.
Cusco FC (5) y Cienciano (6), representantes del Cusco; y ADT (8), de Tarma, en Junín, participarán este año en la Copa Sudamericana. En tanto, Melgar de Arequipa disputará la Copa Libertadores –el torneo más importante del continente– al haber logrado el tercer lugar de la última Liga 1.
“Los equipos de altura van a ser animadores del campeonato. La ‘U’, Alianza y Cristal, un poco más abajo, son los favoritos. Lo interesante es que, entre ellos tres, el que pierda más puntos en sus visitas a la altura va a quedar descartado de la lucha por el título”, considera el periodista deportivo Carlos Univazo.

Precisamente, Melgar y ADT fueron los únicos que en el 2024 derrotaron como locales a Universitario, Alianza Lima y Cristal –los tres clubes más importantes del país–.
Pero el cuadro arequipeño ha demostrado que no solo depende de la altitud. El año pasado, consiguió el 63% de sus puntos en condición de local, el segundo menor promedio entre los equipos de altura. Sin embargo, cosechó valiosos puntos fuera de casa.
En siete de los últimos diez años, Melgar quedó entre los cinco primeros puestos del campeonato. Además, fue semifinalista de la Copa Sudamericana 2022 y en el 2015, el año de su centenario, se coronó campeón nacional.
Ciencia y folclor
El médico especializado en deporte Leonel Lozano explica que en la altura hay menos disposición de oxígeno en el ambiente, lo que dificulta que este pase a los pulmones, la sangre y finalmente a los músculos.
Los efectos más comunes de la altura en el organismo son fatiga, náuseas e incluso desmayos, y empiezan a sentirse a los 2.400 m.s.n.m. en promedio.
“En la costa, imagínate que el aire ingresa a nuestro organismo como una ráfaga. Ese aire va a los pulmones, luego a los glóbulos rojos y se distribuye a los músculos. Pero mientras más subimos [en altitud], la ráfaga va haciéndose más suave y es más difícil que ese aire ingrese a nuestros pulmones. Entonces, respiramos más rápido y utilizamos músculos accesorios para hacerlo, lo cual genera más fatiga”, detalla el también docente de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la UPC.
En un ritmo regular –añade Lozano–, un futbolista está preparado para correr entre 10 km y 11 km por partido. “Mientras va incrementándose la altura, es más difícil conseguirlo”, anota.
En más de una ocasión, el exfutbolista Luis ‘Cuto’ Guadalupe ha narrado que Cerro de Pasco, una ciudad a 4.330 m.s.n.m. que acogía al Unión Minas, era la plaza más temida por los equipos capitalinos en la década de 1990.
Guadalupe, entonces jugador de la ‘U’, contó que el médico del equipo, el doctor Jorge Alva, ideó una fórmula para combatir los efectos de la altura en sus jugadores: la sopa de cóndor.
“[Era] una sopa con tubérculos, papa, camote, yuca, betarraga, fideos. […] Se le sumaba un brebaje muy efectivo. En un termo se vertía té, creo le ponían mate de coca o algunas hierbas y su dosis de whisky. Con eso salíamos encaballados a jugar”, destacó ‘Cuto’.

Planificación y estrategia
Más allá del folclor típico del balompié, lo cierto es que sí existen métodos avalados por la ciencia para reducir los efectos de la altura. El reconocido médico deportivo Julio Grados considera que tres semanas es el tiempo ideal para que un equipo se adapte a la altura y tenga un rendimiento óptimo.
“En dos semanas, el organismo podría estar adaptado a un 80%, pero no siempre se tiene el tiempo. En el campeonato hay semanas cortas, en las que se juega dos veces en siete días”, añade Grados, quien ha trabajado en la selección peruana, Universitario, la Universidad San Martín y Deportivo Municipal.
La otra forma de minimizar los efectos –expresa Grados– es “viajar el mismo día del partido, porque en las primeras seis horas [en la altura] generalmente no se presentan síntomas”.
Finalmente, remarca que es fundamental que los clubes ofrezcan una preparación física adecuada a sus futbolistas y que el equipo técnico conozca a los deportistas y sepa quiénes tienen mayor disposición para adaptarse a la altura.
“En la altura no puedes correr igual que en la costa, pero depende mucho del organismo de cada uno: hay personas con mayor predisposición para adaptarse a la altura. Pero lo otro es que el técnico debe tomar las precauciones: es dramático cuando tienes a uno o más futbolistas indispuestos justo antes de un partido. No te voy a dar nombres, pero lo he visto varias veces”, concluye Grados.