(Foto: Reuters)
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Durante los últimos años, uno de los principales riesgos que enfrentaban los mercados financieros era la incertidumbre con respecto al crecimiento de . En el pasado, esta economía crecía a tasas superiores al 10% anual, sobre la base de la inversión y con un gran peso en las exportaciones.

La crisis financiera del 2007 golpeó fortísimamente a esta economía, dejando en evidencia su vulnerabilidad a estos eventos. Ante lo sucedido, el Gobierno Chino se embarcó en una serie de reformas para reorientar su crecimiento. En el corto plazo, los esfuerzos se enfocaron en aplicar un estímulo fiscal masivo para reactivar la economía. En tanto que, por el lado fundamental, las reformas se enfocaron en reformular su modelo económico.

Estos esfuerzos incluyeron: la reducción de su dependencia a las exportaciones, la industria pesada y la minería, un mayor énfasis en el desarrollo del sector servicios, la reducción del exceso de capacidad en las industrias manufactureras tradicionales y la búsqueda de atenuar la expansión del crédito y de la inflación de los activos, principalmente del sector inmobiliario.

Estas reformas evidentemente trajeron una desaceleración en la tasa de crecimiento del PBI. Con ello se esperaba que esta economía pasara de crecer a tasas superiores al 10% a una más cercana al 6% de manera progresiva. Siendo la segunda economía más grande del mundo, una desaceleración brusca hubiese sido muy negativa para el crecimiento mundial. Lo bueno es que dicha economía logró una suave convergencia hacia tasas de crecimiento del 6,7% y pasó a ser un gran soporte del crecimiento mundial de los últimos años.

Sin embargo, este cambio de modelo no ha sido del todo exitoso y es el principal riesgo que enfrenta. El alto endeudamiento hace que esta economía sea bastante vulnerable al flujo de capitales y al tipo de cambio. En este sentido, no solo preocupa el crecimiento del ratio deuda/PBI, sino también la actividad de la denominada “banca sombra”, que son los préstamos al sector privado de las entidades no reguladas. Al operar de manera informal es difícil tener una cifra certera de sus créditos, aunque algunos estimados muestran que ha tenido un crecimiento exponencial, que podría significar un riesgo sistémico importante en un eventual estrés financiero. Al mismo tiempo, los esfuerzos del Gobierno por controlar la especulación en el mercado inmobiliario no han cumplido las expectativas.

Hace algunas semanas se llevó a cabo el 19º Congreso del PCC, cuyos resultados fueron bastante positivos para la consolidación del poder en ese país, lo cual podría ayudar a mejorar la implementación de políticas y reformas. Así, de continuar el impulso de estos cambios estructurales, la economía podría pasar a ser más eficiente con una estructura más equilibrada hacia sectores menos dependientes de la deuda, lo que podría ayudar a reducirla y a resolver los riesgos sistémicos de largo plazo. China también tiene el desafío de enfrentar la contaminación ambiental, la desigualdad, la inadecuada prestación de servicios públicos y seguridad social.

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