Demanda interna
Demanda interna
María Rosa Villalobos

El consumo de los hogares peruanos ya no es suficiente para contrarrestar la caída en la inversión privada y en el gasto público en la evolución de la , la variable que suma estos tres indicadores.

Así, en el primer trimestre, el consumo privado creció apenas 2,2%, su menor avance en ocho años, afectado por El Niño costero. Con ello, la demanda interna cayó 0,96%, el primer resultado negativo desde la crisis del 2009, arrastrada por la caída de todos sus otros componentes. En términos desestacionalizados, la fotografía es incluso peor: dos trimestres consecutivos de caídas respecto al trimestre previo, según el Área de Estudios Económicos del BCP.

La desaceleración del consumo privado se debería, según Ernesto Aramburú, director gerente de Inversiones y Asesorías Araval, a la ralentización del crecimiento económico (que fue de 2,1% en el trimestre), al menor incremento de los ingresos de los hogares y el aumento de los precios de las viviendas y los créditos.

Asimismo, para el especialista, el decrecimiento del sector construcción también ha golpeado el consumo. “Cuando aparecían algunos índices de recuperación, los fenómenos naturales y los problemas de corrupción pusieron en alerta al mercado. Este se ha puesto más cuidadoso en sus compras”, asegura Aramburú.

La demanda interna tuvo su primera caída desde 2009. (Ilustración: Sergio Fernández / El Comercio)
La demanda interna tuvo su primera caída desde 2009. (Ilustración: Sergio Fernández / El Comercio)

INDUSTRIAS
En este contexto, no son pocos los negocios que han sufrido la ralentización del consumo privado. Un ejemplo emblemático por su importancia en el ‘retail’ local es el grupo Falabella, que afirmó la semana pasada que sus ingresos en el Perú en el primer trimestre fueron decepcionantes, pues la operación en conjunto (‘retail’ y banca) no creció. 

De hecho, la facturación de su negocio ‘retail’ cayó 2%. Producto de las inundaciones, la compañía cerró temporalmente el centro comercial Open Plaza Piura (que tiene tiendas de Saga Falabella, Sodimac y Tottus) y también un local de Saga Falabella en el centro de la misma ciudad. A su vez, Sodimac, afectado por la contracción del sector construcción, reportó una variación negativa de 2,7% en ingresos.

Durante un ‘call’ con analistas, Sandro Solari, gerente general corporativo de la compañía, expresó dudas sobre si la economía peruana volvería a sonreír en lo que resta del año. “Estábamos esperando que el primer trimestre fuera mucho mejor que el año pasado. Cuando hablas con economistas, nos dicen que el segundo y el tercer trimestre estaremos mucho mejor, pero durante el primer trimestre no sentimos eso […] Desconocemos cuál es el problema con la ”, dijo.

Por otro lado, los ingresos de la operación peruana de su competidor Ripley registraron una caída de 4,8%. ¿La explicación en su reporte financiero? “El menor dinamismo que ha presentado la economía peruana desde mediados del 2016 y que, además, fue negativamente impactada por El Niño costero”.

La desaceleración fue menos grave en el rubro de alimentos y bebidas, en el que las lluvias generaron un aumento en la demanda de productos de primera necesidad y en el que también se dieron alzas de precios. Alicorp, una de las empresas más grandes del sector, aumentó su facturación en 5,5% en el primer trimestre en comparación con el mismo período del año pasado, mientras que sus ventas, medidas en volumen, crecieron 2,8%. Cabe anotar que estas cifras incluyen también sus operaciones internacionales y de nutrición animal.

En tanto, Lindley logró un crecimiento anual en ventas de 4,4%. De acuerdo con la empresa, sus resultados fueron impulsados por la expansión de las ventas en el canal moderno, sus acciones para aumentar la cobertura de presentaciones retornables y el impulso de bebidas bajas en calorías o ‘zero’ calorías.

El comportamiento diferenciado entre el ‘retail’ y el sector alimentos se explica por el rebalanceo en la canasta de consumo hacia productos alimenticios y de primera necesidad durante la emergencia. “El consumo de bienes duraderos cayó 1,9%”, explica Donita Rodríguez, jefa de Análisis Macroeconómico de Apoyo Consultoría.

EN CÁMARA LENTA
Dentro de este panorama negativo, la buena noticia sería que el primer trimestre del año habría marcado un punto de inflexión. “Para el segundo trimestre del año proyectamos una leve recuperación de la demanda interna, la cual registraría un crecimiento de cerca de 1%”, proyectó Pablo Nano, gerente del Área de Estudios Económicos de Scotiabank en su último reporte.

Para Rodríguez, la demanda interna debería dejar de caer en lo que queda del año. En ese sentido, asegura que el sector público será clave, en particular los gastos asociados al Plan 150 Mil, la iniciativa de estímulo económico anunciada en marzo.

Sin embargo, la recuperación se consolidaría recién en el 2018, gracias a la reconstrucción, la inversión en la infraestructura de los Juegos Panamericanos, el mayor avance en la línea 2 del metro de Lima y el desarrollo de nuevos proyectos mineros, si se consolida el alza en los precios de los minerales, asegura Rodríguez.

HIBERNACIÓN
Más allá del fenómeno climático y el entorno macroeconómico, Aramburú asegura que estamos entrando a la tendencia ‘nesting’, relacionada con no salir de casa para ahorrar en gastos considerados superfluos. Una de las transformaciones que esta realidad puede traer al mercado es la búsqueda de mejores precios y oportunidades en Internet. “La tecnología afecta en general a los comercios del ‘retail’ y puede ir generando menores ventas que pueden reflejarse en cierta iliquidez”, asegura.

Una de las diferencias entre la compra online y la presencial es que, en esta última, un comprador ingresa al menos a tres locales y compra un 30% más de lo que fue a comprar. En cambio, la compra por Internet es tan precisa que se pierden las oportunidades de ceder al consumo por impulso o tentación, explica el especialista.

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