El índice de confianza del consumidor de Apoyo Consultoría se mide entre las familias de Lima Metropolitana. (Foto: El Comercio)
El índice de confianza del consumidor de Apoyo Consultoría se mide entre las familias de Lima Metropolitana. (Foto: El Comercio)
María José Gallo Gold

Ya van cuatro meses desde que el de Apoyo Consultoría cayó al tramo pesimista, por debajo de los 50 puntos. En junio, el indicador permaneció en 49 puntos.

A pesar de que hubo una mejora en la percepción de las familias sobre su situación económica actual, dos pilares se deterioraron: la percepción sobre la facilidad para conseguir empleo y las expectativas de las familias limeñas sobre su situación económica futura, principalmente en los niveles socioeconómicos (NSE) A y B.

LAS VARIABLES
La caída que más preocupa es la de la facilidad para encontrar empleo. De hecho, hasta el mes pasado, el empleo entre las personas que cuentan con un nivel de educación superior se había mantenido en tasas positivas, pero en mayo cayó 2%, explica Raúl F. Jacob, analista de Estudios Económicos de .

Así, el porcentaje de familias limeñas que percibieron dificultades para encontrar empleo pasó de 27% en mayo a 42% en junio, llegando así a sus niveles máximos desde el 2010.

Jacob asocia este deterioro también al débil mercado laboral formal. “De hecho, en mayo se redujo el número de personas con empleo asalariado en Lima Metropolitana y el salario promedio de aquellos que sí tienen trabajo acumuló su quinto mes consecutivo de caída”, añade.

Por otro lado, ha habido una mejora de la confianza del consumidor en los NSE C, D y E, pero esta se redujo en los segmentos A y B. Jacob explica que lo primero se debe a la menor inflación. El incremento en los precios de los alimentos tras el fenómeno de El Niño costero afectó la economía familiar de los NSE C, D y E, por lo que su normalización ha impactado de manera positiva sobre su confianza como consumidores y su situación económica actual.

En el caso de los segmentos A y B, sin embargo, ha sucedido lo contrario. La confianza en este grupo ha caído de 54 a 51 puntos, y se ha deteriorado su percepción sobre su situación económica futura (el porcentaje de familias que cree que estará peor en 12 meses subió de 5% a 12 %). Esto se vería explicado por el enrarecido clima político que se ha percibido en junio y que afecta la percepción sobre la gobernabilidad del país, señala Jacob.

“Es posible que este pesimismo se explique, en parte, por la poca colaboración entre los distintos poderes del Estado, que viene alcanzando un punto álgido de entrampamiento político en lo que va de junio”, detalla.

PERSPECTIVAS
Hacia el futuro, la confianza del consumidor se verá marcada por la percepción de las familias sobre la relación entre el Congreso y el Ejecutivo, advierte Jacob.

Si bien estima que la segunda mitad del año será mejor, el especialista no ve una reactivación fuerte de la economía y prevé que la inversión privada continúe cayendo.

Jacob explica que aunque habrá mejores números en el segundo semestre, mucho de ello se deberá al efecto de base estadística, pues en la segunda mitad del 2016 hubo bajas tasas de crecimiento.

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