Juan  Saldarriaga

La reactivación del lote petrolero 192 (otrora 1-AB), en la selva de Loreto, se ha convertido en un quebradero de cabeza para Petro-Perú. Y es que la estatal está obligada a reparar el estropicio dejado por su socio en el desarrollo del proyecto, la canadiense Altamesa Energy, empresa que la semana pasada dijo adiós al Perú tras despedir a todo su personal e incumplir con sus obligaciones económicas hacia proveedores y empresas comunales, a las que adeuda medio año de paga.

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