Los espacios colaborativos o 'coworking' han ganado terreno en el mercado de oficinas corporativas y tras la crisis provocada por el coronavirus, podría ser uno de los segmentos con mejores perspectivas en el rubro inmobiliario.
Los espacios colaborativos o 'coworking' han ganado terreno en el mercado de oficinas corporativas y tras la crisis provocada por el coronavirus, podría ser uno de los segmentos con mejores perspectivas en el rubro inmobiliario.
Elida Vega

Actualmente Lima cuenta con 123.000 m2 de espacios ‘coworking’, con una ocupación que en mayoría de los casos es superior al 70%, mientras que las tarifas mensuales por posición de trabajo oscilan entre US$120 y US$400.

Como bien señala Franco Vinatea, socio de Binswanger Perú, “el ‘coworking’ también es como un Lego y se adapta a las necesidades, en número (de trabajadores), de cada empresa, y hoy en día un 20% de los m2 de espacios colaborativos en Lima ya son ocupados por compañías de menos de 20 trabajadores, mientras que el otro 80% son ocupados por grandes corporaciones, entre ellas, las principales líneas aéreas del mercado transporte aéreo local".

Por eso, y tal como sucederá con los otros segmentos del sector inmobiliario, los efectos de la paralización por el coronavirus también se harán visibles en los espacios colaborativos, tanto a corto como a largo plazo.

¿TIEMPO AL TIEMPO?

En el corto plazo, los efectos –para Binswanger Perú– no son favorables para este negocio porque varios de sus actores tendrán que bajar sus tarifas con la finalidad de retener a las empresas que hoy se instalan en sus espacios. “Y para recuperarlas o subirlas en los próximos meses o años tendrán que presentar mejoras en su propuesta de valor”, afirma Max Medina, consultor inmobiliario.

Además, las empresas de pocos trabajadores tienen más facilidades de adaptación al teletrabajo, por lo que la necesidad de una oficina física puede extenderse solo a un equipo clave o a reuniones puntuales y, como consecuencia, “la necesidad del espacio físico disminuirá y la posibilidad de que se observen desocupaciones, sobre todo de empresas pequeñas, es alta”.

En el corto plazo, el formato 'coworking' podría sentir el impacto negativo producto de la pandemia, pero en el largo plazo son más las ventajas que jugarían en su favor.
En el corto plazo, el formato 'coworking' podría sentir el impacto negativo producto de la pandemia, pero en el largo plazo son más las ventajas que jugarían en su favor.

Mientras que a largo plazo, esta crisis demostrará que el ‘coworking’ será una alternativa interesante para las empresas más grandes y las oficinas tradicionales que tienen en la “rigidez contractual” un desafío importante, sobre todo porque los espacios para más de 100 personas se suelen alquilar por un plazo forzoso de 10 años y tienen poca flexibilidad para adaptar sus necesidades ante cambios repentinos, como sucederá tras el Covid-19.

A pesar de ambos panoramas, en la consultora confían en que “cuando las empresas retomen las decisiones de crecer o mudarse, el formato de ‘coworking’ cobrará mayor protagonismo en algunos sectores”. Más aun cuando, por temas de salud, es muy probable –según el analista– que la regulación gubernamental exija un mayor distanciamiento entre un trabajador y otro. Un punto más que a favor para los espacios colaborativos.

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