La inflación anual de los alimentos y bebidas, a enero de este año, cerró en 1,53%. El BBVA Research espera que esa inflación suba, dado que en los últimos años este rubro avanzó a un ritmo promedio de más de 3,0%
La inflación anual de los alimentos y bebidas, a enero de este año, cerró en 1,53%. El BBVA Research espera que esa inflación suba, dado que en los últimos años este rubro avanzó a un ritmo promedio de más de 3,0%

La semana pasada se dio a conocer que la del mes de abril en Lima Metropolitana llegó a 0,2%, con lo que la acumulada en los últimos doce meses se ubicó en 2,59%.

Lo llamativo del dato es que, al difundirlo, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), que es la entidad que genera dicho indicador, comparó el dato mensual con el del mes previo, señalando que el actual es inferior “en comparación al mes de marzo del presente año (0,73%)”.

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El problema con dicha comparación es que deja de lado el hecho de que la inflación mensual es notablemente estacional: la variación de precios en abril ha sido menor que la de marzo por trece años consecutivos. Si bien eso no pasó en el 2006, sí ocurrió en el 17 de los 19 años que van de este siglo.

El mensaje relevante en este caso es más bien el contrario: la inflación anualizada viene subiendo en los últimos tres meses. De este modo, la variación de precios a abril (2,59%), se constituye como la mayor de los últimos 19 meses. 

El incremento anualizado de precios no es un problema, ya que está dentro del rango meta establecido por el Banco Central. Pero sí debemos estar atentos a su tendencia. Y es notorio que la inflación sin alimentos y energía -que es el indicador de precios al cual le presta más atención la autoridad monetaria- viene al alza desde la segunda mitad del año pasado. De hecho, este indicador alcanzó en abril su mayor nivel de los últimos 24 meses: 2,59% también.

Nuevamente: no son niveles dramáticos y están dentro de los objetivos del Banco Central. Además, las expectativas de inflación siguen ancladas en la parte alta del rango, pero alineadas a la meta. De este modo, le generan un reto al Banco Central.

Ello se debe a que el primer trimestre mostró resultados de actividad económica por debajo de lo esperado, con lo que el crecimiento, que al cierre del 2018 fue 4%, ha pasado a alrededor de 3,8%. Más aun, todas las proyecciones revisadas de entidades privadas se ubican por debajo del 4%; es decir, esperan un crecimiento más lento que el año pasado. Así, podría esperarse un estímulo monetario para dinamizar la economía. Y margen para implementarlo hay, sobre todo considerando que la Reserva Federal ya no subirá las tasas en dólares al ritmo que se esperaba inicialmente.

Sin embargo, como la inflación sin sus rubros más volátiles viene subiendo, ¿puede esperarse esa postura monetaria más expansiva? Parece improbable por ahora. Pero ya luce más probable que a inicios de año.

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