
A nivel mundial, casi 6 de cada 10 altas ejecutivas dedican más de la tercera parte de su día al trabajo; es decir, a la semana laboran más de 50 horas en promedio, un equivalente a casi 7 horas diarias de lunes a domingo; según el estudio Global Female Leaders Outlook 2023 elaborado por KPMG en 53 países. La consultora actualizará la información con datos del 2024 y los publicará en mayo de este año.
La semana no solo se concentra en trabajo, las tareas domésticas les demandan un gasto de 20 horas en promedio adicionales, dejando 15 exclusivamente para el ocio. Esto es, 2 horas y unos minutos más por día.
A nivel de Sudamérica, una de cada 10 líderes empresariales trabaja más de 50 horas a la semana (15% de las encuestadas), pero hay un mayor gasto de tiempo para labores domésticas, 24 horas en total por el mismo periodo.
María Julia Sáenz, Socia Líder de Tax & Legal en KPMG en Perú, detalla que el cuidado de los hijos y las tareas del hogar son impuestos a las mujeres y esto hace que el terreno competitivo no sea parejo. “Los patrones se vuelven más tradicionales y conservadores en América del Sur”, refiere.
En Sudamérica, casi 8 de cada 10 altas ejecutivas tienen hijos y casi en la misma proporción un cónyuge (73%). Pese a ello, el 43% de las encuestadas tiene mayor responsabilidad en las tareas domésticas. Las labores en el hogar y el trabajo afectan la vida personal del 55% de las encuestadas. Además, dicha exigencia provocó en el 45% de mujeres agotamiento físico y mental, refiere el estudio.

La necesidad por equilibrar la vida laboral con las tareas domésticas incrementa la preferencia del 53% de ejecutivas por el trabajo híbrido en Sudamérica; aunque la modalidadsepresentacomoarmadedoble filo, pues podría restarles visibilidad en la organización a la que pertenecen. “Este espacio de flexibilidad es posible, pero a veces el no estar presente físicamente también te juega en contra cuando se toman decisionesosetienenconversacionesestratégicas”, indica Sáenz.

Atender el rol doméstico y de cuidadoras en el hogar, y la poca visibilidad laboral retrasa su camino de ascenso a comparación de un hombre, que tiene el suficiente tiempo para dedicarse al trabajo, considera por su parte Juana Mollo, socia líder de Human Capital y Diversidad e Inclusión de PwC. “Ellas aplazan el matrimonio para afianzarse en su vida profesional. Ahora lo que se espera que ocurra en el futuro es que, si están casadas y ambos son profesionales, ambos se ocupen de su familia”, destaca.
La consultora elaboró el “Estudio sobre mujeres del directorio de las empresas del mercado de valores del Perú”, el 2018 y el 2022. Los resultados reflejan que poco se avanzó en la presencia de mujeres en altos mandos.
Por ejemplo, si en el 2018 había 9,8% de mujeres presentes en los directorio s de un total de 236 empresas que sirvieron como muestra, en el 2022 estaban presentes en el 12% de un total de 218 organizaciones. Si hablamos de las gerencia s generales, la proporción es menor y pasó del 4,7% en el 2018 a 5,7% en el 2022.
Un camino al cierre de brechas
El estudio de KPMG revela que casi 8 de cada 10 altas ejecutivas en Sudamérica creen que la igualdad de género en los consejos de administración todavía se conseguirá en 15 años o menos , el 63% enfrentó problemas de estereotipos y prejuicios en los últimos tres años.
“Si es una mujer muy dulce, la gente la quiere, pero no tiene ‘madera de líder’, y cuando ella es más fuerte o más directa, es admirada, pero no querida”, ahí se crea el estereotipo de que la mujer siempre sea dulce”, refiere Andrea de la Piedra CEO de Aequales.
La ejecutiva indica que todavía el camino al cierre de brechas es lento, pero hay empresas [ver infografía] que están implementando programas que valoran a las mujeres en su diversidad y necesidades. “Se trata de un cambio en la cultura organizacional, perseguir la igualdad”, agrega.
Bajo esta línea, Verónica Sifuentes, gerente general de Es Hoy, resalta el papel del sector privado para “lograr que dentro de sus empresas se aborde la problemática con un enfoque integral, contribuyendo a que la brecha desaparezca y a impulsar que la cultura que se vive en los espacios internos permee cada vez más hacia la sociedad en la que todos vivimos”.

Para lograrlo, Mollo menciona que deben generarse más espacios de ‘networking’, conseguir mentorías, generar redes de contacto y, desde el aspecto personal, las mujeres deben eliminar el miedo al cambio y buscar oportunidades, dice.
A dónde apuntan las miradas
Según De la Piedra, tanto hombres como mujeres, en el cargo ejecutivo, tienen las mismas preocupaciones con respecto al desarrollo de la empresa que representan. “Todos están atentos a las crisis económicas, mundiales, el bienestar de sus equipos”, menciona. Precisamente, el estudio de KPMG refirió que al 75% de altas ejecutivas espera un crecimiento para su empresa en los siguientes tres años. Si bien hay un 19% de mujeres preocupadas por factores de riesgo económico como la inflación y la recesión, más de la mitad invertirá en el desarrollo de sus equipos, porque retener a los profesionales y la cualificación de los mismos será una prioridad. Aunque, Verónica Sifuentes, gerente general de Es Hoy, también cree que una mujer en la plana ejecutiva tendrá una preocupación por generar más espacios para que las mujeres tomen más posición de liderazgo, en aras al crecimiento de la empresa a la que representa y al cierre de brecha. “Desde el lado político, el reto es lograr que, en medio de un país tan marcado por el machismo y la violencia de género, el enfoque de género se mantenga como parte esencial de la educación”, comenta.