Carlos Oliva fue elegido por el gobierno de Martín Vizcarra para suceder a David Tuesta al frente del MEF. (Foto: EFE)
Carlos Oliva fue elegido por el gobierno de Martín Vizcarra para suceder a David Tuesta al frente del MEF. (Foto: EFE)
Paola Villar S.

Esta semana estuvo marcada por renuncias e idas y vueltas en la gestión económica del Gobierno. El lunes, en un mensaje a la nación, el presidente de la República, Martín Vizcarra, confirmó la renuncia de David Tuesta al máximo cargo en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), que sería seguido dos días después por César Liendo, quien presentó su carta de dimisión al cargo de viceministro de Economía. No fue hasta el jueves por la tarde que , ex viceministro de Hacienda en la gestión de Ollanta Humala, juró como titular del MEF en Palacio de Gobierno.

En ese sentido, Jaime Reusche, vicepresidente del Grupo de Riesgo Soberano de Moody’s Investors Service, comentó a El Comercio que sí fue una mala señal para el mercado local la falta de apoyo del Gobierno hacia Tuesta, la cual se hizo patente cuando el Ejecutivo dijo que evaluaría las modificaciones al en determinados productos, y la marcha atrás que dio con la propuesta de reducir el tramo inafecto al Impuesto a la Renta (IR); ambas medidas fueron impulsadas durante la gestión de Tuesta.

Según Reusche, la preocupación que se presentó con su renuncia fue que esto pudiera marcar un precedente para aquellas autoridades que tomen medidas con el objetivo de asegurar un equilibrio en términos fiscales.

“El no ha perdido protagonismo, sigue siendo uno de los pilares fundamentales del Estado, pero depende del apoyo que le brinde el gobierno para dejar al ministro implementar medidas que mantengan la prudencia fiscal”, destacó el especialista.

No obstante ello, tanto para como para Standard & Poor’s (S&P) Global Ratings, la fortaleza al interior del MEF garantizará que no se den cambios significativos en las políticas del sector, toda vez que el ministerio ha sabido mantener su compromiso con la responsabilidad fiscal.

“Consideramos que el ministro Oliva mantendrá la misma postura pragmática y prudente que sus antecesores”, detalló a este Diario Livia Honsel, analista de Calificaciones Soberanas de S&P.

(Infografía: Jean Izquierdo)
(Infografía: Jean Izquierdo)

EL PUNTAJE
En la actualidad, mantiene al Perú con una perspectiva estable y una calificación de crédito soberano de BBB+ para la deuda de largo plazo en moneda extranjera. Así, el país figura en la categoría de grado de inversión.

“A pesar del impacto negativo del ruido político hace unos meses, la economía [del Perú] se acelerará gradualmente como consecuencia del impulso fiscal y de la recuperación de la inversión privada”, precisó Honsel.

En este escenario, la especialista dijo que S&P espera que el Gobierno mantenga su compromiso con las políticas fiscales prudentes, camino que impactará en “déficits fiscales acotados y una deuda todavía moderada”.

Para Moody’s, en el corto plazo tampoco se anticipan cambios para la calificación crediticia del Perú, manteniéndola así en el grado de inversión.

(Infografía: Jean Izquierdo)
(Infografía: Jean Izquierdo)

LOS RETOS
Aunque Moody’s prevé continuidad en las políticas públicas, Reusche advierte que este año y el 2019 serán determinantes para el Ejecutivo en cuanto a la dirección de la .

Según el especialista, es factible que el Gobierno llegue a la meta de reducción del déficit a 1% hacia el 2021, pero opinó que ello dependerá de “su habilidad para generar recursos para que el fisco pueda seguir estimulando la economía y esta despegue del todo, superando el bache de crecimiento decepcionante que se ha dado desde el 2014”.

Si no se supera la actual fase de elevados déficits, mencionó el especialista, se corre el riesgo de que la deuda pública se empiece a topar con el límite establecido por la regla fiscal, de 30% del PBI, y con ello se pone en juego la credibilidad del país ante las calificadoras.

En tanto, Livia Honsel, de S&P, señaló que la agencia consideró “difícil de alcanzar” la meta del Gobierno de reducir el déficit fiscal a 1% hasta el 2021, teniendo en cuenta que está basada en proyecciones optimistas de crecimiento e ingresos fiscales.

“Para alcanzar la meta del 1% del PBI, la economía peruana tendría que crecer a un ritmo mayor al que esperamos [3,5% en el 2018 y 3,8% en promedio para el período 2019-2021] o bien que se implementen medidas más agresivas para aumentar los ingresos fiscales”, puntualizó.

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