José Luis Guasch estuvo en Lima para participar en un conversatorio sobre APP organizado por la Escuela de Gobierno de la PUCP. (Foto: El Comercio)
José Luis Guasch estuvo en Lima para participar en un conversatorio sobre APP organizado por la Escuela de Gobierno de la PUCP. (Foto: El Comercio)
Luis Fernando Alegría

Cerrar la brecha de infraestructura es uno de los grandes retos pendientes del Perú. José Luis Guasch, ex jefe de Expertos Globales en del Banco Mundial, detalla su visión de cómo abordarla.

—Acá no hay un plan nacional integral, sino sectorial. ¿Cómo ve eso?
Me preocupa la carencia de complementariedades cuando se hacen las cosas solo a nivel sectorial. Por ejemplo, en Cochabamba hubo una estrategia de erradicar el cultivo de coca. Fueron muy exitosos con eso y se cambió a piña, pero no había carreteras para acceder a los mercados. Se tiene que ver las complementariedades, no solo un plan sectorial.

—¿Separar los distintos tipos de infraestructura va en contra de un plan estratégico integral?
A veces separan puertos, aeropuertos y ferrocarriles, y eso es una aberración absoluta. Lo que quiero es conectividad, y eso justamente sirve para todo. Esto es, para mí, lo que impide la coherencia de un plan estratégico en el ámbito nacional, que luego se empieza a aterrizar sectorialmente; pero considerando las complementariedades.

— ¿Es negativo que los gobiernos subnacionales puedan ejecutar proyectos según su criterio?
Puede ser. Es un trabajo más, un esfuerzo más. Puede ser un obstáculo más o una facultad más. Depende, obviamente, de la conexión y visión. Ceder jurisdicciones es parte del proceso democrático y es un precio que hay que pagar.

—A veces el gobierno nacional empuja iniciativas aparentemente no articuladas...
Hay otros proyectos que se hacen que son caprichos del primer ministro o del presidente [de turno]. Ocurre en todas partes. Mientras se tenga un 80% que cuadre en la estructura normativa, deben cumplir. Si tienes un 10% que hace tonterías, es el precio de la democracia.

—¿Cuál ha sido el ‘mix’ entre APP y obra pública que ha sido exitoso en el cierre de brechas en otros países?
No hay un país que haya superado el 50% en promedio. Hay un montón de razones; y los que lo han hecho han sido con una visión estratégica, una estructura de programas y administración de procesos, ya sean de obra pública o APP. Así esto se hace sistémico y ágil. Tiene que ser determinante, no se puede hacer una cosita por aquí y otra por allá.

—¿Cuál es su lectura del marco actual de APP en el país?
La normativa en el Perú es de lo mejor que hay, sin duda. En papel, tienen muy buenos manuales, la legislación está de lo mejor; aunque hay unos problemas pequeños.

—¿Como cuáles?
La capacidad. A mí me preocupa . Es el agente clave, y ahora aun más. La verdad me preocupa su capacidad, su desarrollo, para que cumpla los objetivos. En cierta forma ha ido avanzando, pero necesitaba como un renacimiento. Ha contratado a gente joven muy capaz, pero con experiencia limitada en APP.

—¿De qué manera el MEF debe reforzar a Pro Inversión?
El MEF tiene que contribuir en facilitar ese contexto, darle más recursos para facilitar el tema de contratación. Ahora parecen estar siendo exitosos en la contratación de consultores, pero por la carencia de reglas y normativas no se podía avanzar en eso.

—¿Qué otros aspectos preocupan?
Otra cosa que me preocupa es la rotación: matan al mensajero. El tiempo de duración de los directores ejecutivos de Pro Inversión, desde [el gobierno de] Toledo hasta la fecha, es ocho meses. Así también saltan cuadros medios. ¿Cómo puedes tener una rotación extensiva?

—¿Y qué consecuencias trae esto?
Tienes una estandarización de programas deficiente. Eso te crea demoras, problemas, costos, no facilita un proceso ágil, convincente, persuasivo y transparente para la sociedad.

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