S&P y Dow Jones tocan máximos tras declaraciones de Trump
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Agencia Bloomberg

A todos les gustan las historias sobre coleccionistas que compraron una obra de arte por centavos y la vendieron en un millón. Una vez cada mil años, eso realmente ocurre. 

Sin embargo, en el caso del arte impresionista, los paisajes moteados de Monet, Renoir y Degas a menudo se consideraron inversiones antes de que se hubiera secado la pintura de la tela.

Para la década de 1920, el impresionismo como inversión era un concepto tan arraigado que la corresponsal en París de la revista The New Yorker, Janet Flanner, podía escribir con confianza en 1926 que “con la desastrosa fluctuación de las monedas europeas y los valores industriales, el arte moderno importante, si se lo compra tempranamente y a bajo precio en lugar de tardíamente y caro, sigue siendo aquí la inversión de primer orden”.

No obstante, si ese valor se ha diluido es tema de debate. Sí, en términos absolutos en dólares, los precios que se pagaron por las pinturas en los años 20 palidecen en comparación con el valor de las obras hoy. ¿Pero cómo se compararían con una inversión más tradicional como la compra de acciones de primera línea?

Para hallar la respuesta, tomamos dos obras de arte que saldrán a subasta en las mega-ventas anuales de Nueva York el mes que viene y luego comparamos sus precios de venta históricos con el Promedio Industrial Dow Jones.

ADVERTENCIAS
Gracias a compilaciones llamadas catálogos razonados, conocemos todas las obras que pintó Monet. Sin embargo, no sabemos por cuánto (ni con qué frecuencia) se vendieron todas esas obras. Como en el mercado del arte muchas ventas se realizan en forma privada, existe la posibilidad (relativamente pequeña en este caso, pero posibilidad al fin) de que ventas enormemente más altas o más bajas de obras de Monet se estén llevando a cabo sin que lo sepamos.

Si una pintura se vendió por capricho o por necesidad, es linda o fea, es “buena” o “mala”, probablemente no le importe a quien invirtió US$65.000 dólares en una pintura en 1962. Lo que importa, y sigue importando 55 años más tarde, es si esa compra fue un acto de videncia o una locura extravagante.

LAS PINTURAS
Las dos pinturas que analizaremos son los Monet más importantes de la venta de Sotheby’s de arte moderno e impresionista que tendrá lugar el 14 de noviembre.

La primera, Les Arceaux de Roses, Giverny, pintada en 1913, tuvo su primera venta registrada públicamente en Sotheby’s 45 años después, cuando se subastó por US$65.000. En 2007, se vendió en Christie’s por US$17,8 millones. Está en oferta para el mes que viene por US$20 millones a US$30 millones.

La segunda pintura, Les Glaçons, Bennecourt, fue ejecutada por Monet en 1893. En 1983, se vendió en Sotheby’s Nueva York por US$605.000. Ahora vuelve a salir a subasta por un precio estimado en US$18 millones a US$25 millones.

LOS NÚMEROS
Si bien Les Arceaux se vendió múltiples veces, el primer registro público disponible de la venta data de 1962, cuando se pagó por el cuadro US$65.000.

Desde entonces, el Dow aumentó 3.097% sobre la base de los precios; ese aumento porcentual de US$65.000 al día de hoy colocaría la inversión en unos US$2 millones.

Pero este cálculo inicial no toma en cuenta los dividendos. Si reconocemos lo que, según la Terminal de Bloomberg, es el retorno total, llegamos a un 20.419%. Si aplicamos ese porcentaje a US$65.000, llegamos a US$13.300 millones. 

Aun así, si Les Arceaux se vendiera por los US$20 millones a US$30 millones estimados, probablemente uno se vería beneficiado si hubiese puesto su dinero en esa pintura en lugar del mercado.

El segundo dato que tenemos es la venta de 2007; desde entonces, el Dow experimentó un aumento de 84,29%, lo que pondría nuestro total hoy –si hubiésemos invertido entonces los casi US$18 millones- en US$32,8 millones. 

Al aplicar el porcentaje del retorno total, la cifra llega a US$40 millones. En otras palabras, el dueño actual de la pintura perdió por lo menos US$10 millones por tener el cuadro en lugar de poner su dinero en un fondo de índices.

En el caso de Les Glaçons, tenemos una sola cifra, la venta de 1983 por US$605.000. Desde entonces, el Dow aumentó 1.797%, lo que haría que el precio de venta fuera equivalente a US$11,5 millones hoy. Si incluimos los dividendos reinvertidos, el retorno total salta a 4.852 por ciento, lo que llevaría el total a US$30 millones –US$5 millones más que el precio estimado más alto de la pintura-.

LA CONCLUSIÓN
Si hubiésemos comprado en 1962, nos habría ido genial. Si hubiésemos comprado después de la década de 1980, los retornos frente al Dow serían decepcionantes.

No obstante, esto deja fuera un componente crucial: no podemos abrir los ojos cada mañana para admirar un índice accionario sobre la mesa del comedor.

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