Economía, refugiados y COP21, el ministro de Francia responde
Economía, refugiados y COP21, el ministro de Francia responde

El ministro de Finanzas y Cuentas Públicas de Francia, Michel Sapin, responde sobre la situación de la economía europea, el caso Volkswagem, la y otros temas en agenda.


1.- ¿Cuáles cree que serían las razones por las que Europa no consigue acelerar su ritmo de crecimiento a pesar del apoyo monetario?

Luego de haber enfrentado la crisis financiera de 2009, Europa ha sido sacudida, en 2011, por una crisis de confianza con respecto a algunas deudas soberanas.  El esfuerzo realizado después por sanear las cuentas públicas pesó en la recuperación, inclusive si el BCE suavizó su política monetaria.  Hoy en día se reanudó el crecimiento.  Por otra parte, las instituciones internacionales prevén que el crecimiento debería acelerarse.  Pero debemos seguir trabajando para consolidar el crecimiento, y es lo que hacemos – incluyendo la ejecución de reformas en ese sentido.

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2.- ¿En qué medida los ajustes presupuestales han conllevado a esta situación?  ¿Será posible estimular la economía con un gasto más importante?

En 2011 y 2012 se tomaron decisiones difíciles para preservar la integridad de la zona euro.  Este episodio forma parte del pasado con una política presupuestaria, para toda la zona, más adecuada para favorecer la reanudación de la actividad.  Ello no significa que debemos gastar más, sino por el contrario, que debemos gastar mejor.  Por ejemplo, en Francia el gasto público había alcanzado proporciones demasiado importantes con 56% del PBI en 2013-2014.  

A pesar de ello ¿correspondió a un crecimiento real?  No.  Hay otras formas de estimular nuestra economía además del crecimiento sin fin de nuestro gasto público. Hemos escogido desacelerar el gasto público, con 50 mil millones de euros economizados en tres años, para liberar los márgenes de baja de los impuestos y de reducción de los déficits.  Disminuimos los impuestos y las cargas de las empresas, con el fin de que encuentren sus márgenes y su competitividad, para crear empleos e invertir.  Para 2017, se reinyectará a la economía el equivalente de 2 puntos de PBI por año.  Paralelamente, bajamos el impuesto a la renta de dos tercios a los hogares afectos.  Es un esfuerzo sin precedentes en favor de la actividad, el empleo y la competitividad de nuestra economía.

3.- ¿Qué hace Francia para estimular la productividad de sus empresas?

Entre 2000 y 2012, Francia ha visto degradarse la competitividad de su economía. Nosotros actuamos en dos frentes: mejorar la competitividad precio y la competitividad llamada fuera de precio, lo cual quiere decir la calidad de nuestros productos y la eficacia de nuestras empresas.

En este primer aspecto, disminuimos considerablemente los impuestos que enfrentan las empresas, sobre todo el costo laboral.  En el segundo aspecto, continuamos con las reformas desde 2012 para que el funcionamiento del mercado laboral sea más eficaz, dando más seguridad a los activos y más flexibilidad a las empresas, como para hacer más fluido el mercado de bienes y servicios, reduciendo las barreras y los frenos a la actividad.

4.- ¿Qué debería hacer Europa para salir de este estancamiento?

Como ya lo he mencionado, el crecimiento renace en Europa.  Lo primero que hay que hacer es consolidar la recuperación, es por ello que Francia continúa a abogar para obtener un buen equilibrio entre el restablecimiento de los gastos públicos y el apoyo al crecimiento.  Más allá de la recuperación a corto plazo, necesitamos pensar en el futuro.  Desde 2014, el Presidente de la República ha pedido un gran plan de inversión europeo, el cual es ya una realidad con el plan Juncker, operacional desde septiembre y cuya acertada ejecución vamos a vigilar: se trata de acompañar la transición energética de la economía europea, de financiar a las empresas innovadoras que aprovechan la era de la tecnología digital para construir el crecimiento del mañana.

Europa es un continente con un formidable potencial de innovación, hay que dar a los empresarios que aplican esta innovación los medios para alcanzar el éxito.  Asimismo, apoyamos de manera decidida las iniciativas anunciadas por el Presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, sobre la unión de los mercados de capitales, la unión de la energía, la unión de la tecnología digital: son tantos proyectos que ayudarán a los inversionistas a tener nuevas oportunidades en el mercado europeo.
Finalmente, la tercera etapa de esta ambición para Europa es la de dar nuevamente sentido al proyecto europeo, ofrecer nuevas perspectivas a nuestros ciudadanos, en momentos en que salimos de una crisis larga y extremadamente dura, que sigue dejando huellas en términos de desempleo en una parte del continente.

5.- La morosidad económica ¿podría poner en riesgo los compromisos ambiciosos solicitados a los países para reducir las emisiones de gas a efecto invernadero?

¡Pero ya existen los compromisos ambiciosos!  En el marco de las negociaciones climáticas en curso, más de 140 países han presentado sus contribuciones nacionales a la ONU, en las cuales indican sobre todo su ambición de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Cito solamente tres ejemplos: Estados Unidos, que representa 12% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), se ha comprometido a reducir sus emisiones entre 26 y 28% para 2025 en comparación con 2005; la Unión Europea (9% de las emisiones mundiales de GEI) se ha comprometido a reducir sus emisiones de por lo menos 40% para 2030, comparado a 1990; en lo que se refiere a China (22% de las emisiones mundiales de GEI) se ha comprometido a reducir sus emisiones de CO2 por unidad de PBI entre 60 y 65% entre 2005 y 2030.

La lucha contra el cambio climático debe ser la ocasión para volcarse hacia una economía descarbonizada y los países han comprendido muy bien las oportunidades económicas que ello implica.  Claro está que los países desarrollados deben apoyar a los países en vías de desarrollo en esta transición.  Francia asume su parte.  En la Asamblea General de las Naciones Unidas, en septiembre 2014, el Presidente de la República anunció una contribución francesa de mil millones de dólares para la capitalización inicial del Fondo verde.  

Por otro lado, a fines de septiembre 2015 anunció un aumento de 2 mil millones de euros de nuestro financiamiento para el clima para 2020, que se inscribe en un alza más importante de nuestra ayuda al desarrollo que aumentará de 4 mil millones de euros en 2020.  El financiamiento francés para el clima sobrepasará así los 5 mil millones de euros por año en 2020.  Esta alza se hará efectiva a partir del próximo año y el proyecto de presupuesto para 2016 va a ser modificado para integrar estos últimos anuncios.

6.- ¿Considera usted, como es el caso de Volkswagen, que una mayor presión de parte de los constructores por aumentar sus ventas pueda poner en riesgo los compromisos en favor del medioambiente?  ¿Podría repetirse el caso en otras empresas del sector y afectar a otras industrias?

Estamos muy atentos.  Las reglas y las normas anti-polución deben, evidentemente, ser respetadas por todos.  De ello depende la contaminación del aire y la salud pública. Vender productos que respeten más el medioambiente, puede además ser un argumento de venta.  Para permanecer en el sector del automóvil, en Francia apoyamos el desarrollo de vehículos híbridos y eléctricos.

8.- ¿Piensa que la COP21 podrá dar lugar a la firma de un acuerdo?

Ante todo, me gustaría recordar que presidiré el 9 de octubre, con mi homólogo peruano Alonso Segura Vasi, una reunión paralela a las Asambleas de otoño del FMI y del Banco Mundial de Lima sobre el tema de la finanza al servicio del clima.  ¡Más de 50 ministros de finanzas o del ambiente han confirmado su presencia!  Esta reunión permitirá, luego del develamiento del informe de la OCDE sobre el monto actual de los flujos financieros públicos y privados, iniciar una dinámica para acercarse al objetivo fijado en 2009 en Copenhague: 100 mil millones de dólares por año a partir de 2020.

El acuerdo que debemos suscribir en París debe ser vinculante.  Tiene que tener 5 características.  Debe ser universal, aceptado por todos y aplicable a todos.  Debe ser ambicioso, con el fin de mantener el calentamiento global por debajo de 2C°, y por eso se debe enviar a los actores económicos las señales necesarias para comprometer la transición hacia la economía baja en carbono.  Debe ser flexible, y tomar en cuenta las circunstancias nacionales, las necesidades y las capacidades respectivas de los países en desarrollo y las especificidades de ciertos países, sobre todo los menos adelantados y las pequeñas islas.  Debe ser equilibrado y prever los medios de ejecución adecuados en materia de financiamiento, para la atenuación y adaptación, en materia de acceso a las tecnologías y de refuerzo de las capacidades.  

Finalmente, debe ser dinámico y creíble, incluyendo, de una parte, un proceso periódico para incrementar la ambición de los países contra la alteración climática y de otra, un marco de transparencia robusta que permita continuar con la ejecución de los compromisos de reducción de emisiones, de manera de garantizar la confianza entre los países. Lo que está en juego en París en noviembre próximo, es el futuro del hombre sobre la tierra.

9.- Además del clima, Europa enfrenta otro gran desafío: el de acoger a los refugiados, se habla mucho de la posición alemana pero menos de la de Francia.  ¿Cómo ve la situación desde un punto de vista social y económico?

Antes del punto de vista social y económico, tenemos que ver primero este asunto bajo un ángulo de valores: los refugiados huyen de las zonas de guerra, de masacre, es nuestro deber acogerlos. Europa debe recibir a todos aquellos que cumplan con los criterios para el derecho de asilo, y Francia tiene su parte, a nombre del derecho de asilo requerido a nuestro país, acogiendo a más de 30,000 personas que requieren protección. Por otro lado, el Presidente de la República ha anunciado un aumento de nuestra contribución al programa alimentario mundial y a la ayuda a los refugiados.

Las instituciones financieras internacionales deben movilizarse igualmente: vengo a Lima para hablar principalmente de lucha contra el calentamiento climático, pero participaré también a las reuniones del Partenariat de Deauville y a las reuniones del Banco Mundial, que tienen como objetivo movilizar a estas instituciones.

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