El sistema económico “sigue mostrando problemas graves desde la crisis financiera a los que no se ha respondido apropiadamente”. (Foto: AP Photo/Kin Cheung)
El sistema económico “sigue mostrando problemas graves desde la crisis financiera a los que no se ha respondido apropiadamente”. (Foto: AP Photo/Kin Cheung)
/ Kin Cheung
Agencia EFE

La estima que la se recuperará ligeramente tras registrar su peor ritmo de crecimiento de la década en 2019 (del 2,3%) y crecerá un 2,5 % en 2020, aunque advirtió que las medidas macroeconómicas para garantizar este ritmo deberán ir acompañadas de una transición energética “urgente”.

El informe sobre perspectivas globales, publicado como cada inicio de año por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), proyecta que tras un 2019 caracterizado por un fuerte descenso de la actividad comercial, que redujo la confianza inversora, habrá cierta recuperación.

Aunque las entre países como China y Estados Unidos o las fricciones geopolíticas seguirán siendo factores de riesgo que amenacen el crecimiento, la ONU confía en que la aceleración también continúe en 2021, con un ascenso del PBI global del 2.7%.

Sin embargo, la UNCTAD advierte de que en un escenario negativo (en el que por ejemplo China y EE.UU. no alcancen la paz comercial o si tras el “brexit” no se alcanzan acuerdos positivos entre la UE y el Reino Unido) el crecimiento económico mundial en este año podría quedarse en el 1.8%.

LA UE Y JAPÓN ACELERAN, EE.UU. Y CHINA FRENAN

El informe prevé que la Unión Europea crezca un 1.6% en 2020, tras hacerlo un 1.4% en 2019, y que Japón pasará del 0.7% del pasado año al 0.9% en el actual, quizá beneficiada de las sinergias que acompañen a los Juegos Olímpicos de Tokio.

En cambio, China y EE.UU. ralentizarán su crecimiento: mientras el gigante asiático bajaría su ritmo del 6.1% de 2019 al 6% en 2020, el freno de un EE.UU. en “constante incertidumbre política”, según la UNCTAD, sería más acentuado, ya que pasaría de un aumento del PBI del 2.2% el pasado ejercicio al 1.7% en el que acaba de empezar.

Ambas superpotencias acusarían así los efectos de una guerra comercial que sin embargo, en opinión del director de Globalización y Estrategias de Desarrollo de la UNCTAD, Richard Kozul-Wright, tuvo un efecto limitado en un mundo donde las finanzas tienen mucho mayor peso que los intercambios de bienes.

En todo caso, el conflicto arancelario ha minado la confianza empresarial y “tuvo seguramente mayor efecto en China, una economía más dependiente de las exportaciones”, señaló el experto, quien opinó que los desequilibrios del comercio global no pueden achacarse únicamente al presidente Donald Trump pues “son anteriores a él”.

Kozul-Wright señaló también que el sistema económico “sigue mostrando problemas graves desde la crisis financiera a los que no se ha respondido apropiadamente”, como el estancamiento salarial o la temporalidad e informalidad de muchos empleos.

LA RECUPERACIÓN DEPENDERÁ DE LOS EMERGENTES

El crecimiento global de 2020, en opinión del experto de la ONU, “dependerá del comportamiento de grandes economías emergentes que han sufrido mucho en los últimos dos años, como Argentina, México, Turquía o Rusia”.

En esas economías se prevén fuertes alzas del ritmo de crecimiento, como en el caso de México (del 0% de 2019 al 1.3% en 2020) y Argentina, para la que se pronostica un cierto alivio de su recesión, con una caída del PBI del 1.3% este año tras sufrir un descenso del 3% en 2019.

El informe pide responder a las incertidumbres económicas que persistirán en 2020 con respuestas más equilibradas que las actuales y que combinen política fiscal y monetaria, tras una pasada década en la que se dependió excesivamente de la intervención sobre las divisas nacionales.

LUCHA CONTRA EL CALENTAMIENTO GLOBAL

La UNCTAD incluye un extenso capítulo del informe a la transición energética, en el que reconoce que la mejora de la calidad de vida en el planeta desde el pasado siglo ha dependido enormemente de la depredación de recursos naturales y el uso de combustibles fósiles, “un modelo económico que ya no es viable”.

“Cambiar el uso de fuentes de energía es la única manera de cortar los lazos entre la economía y las emisiones de gases de efecto invernadero”, concluye la ONU, para señalar que el mundo sigue sin darse cuenta de lo urgente que es este cambio.

Kozul-Wright subrayó que el “nuevo pacto verde” al que parece comprometida la UE de cara al cumplimiento del Acuerdo de París es “un paso en la buena dirección”, si bien existen dudas sobre la financiación necesaria para ponerlo en marcha y también es perentoria una versión mundial de esta iniciativa.

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