Estamos cómodos, sabemos los riesgos, pero no queremos hacer nada al respecto. A esa conclusión llega el estudio Emc Privacy Index aplicado a 15 mil internautas de 15 países. “El 91% de los encuestados valora los beneficios de acceso a la información que gozan en la actualidad, pero solo el 27% está dispuesto a negociar sus hábitos de privacidad”, advierte Marcos Nehme, director regional de RSA, división de Emc.
Los ciudadanos, señala Nehme, son conscientes del problema latente, ya que el 81% cree que su privacidad será erosionada en los siguientes años y 59% siente que esta ya ha sido afectada el año pasado, sin embargo parecen poco dispuestos a asumir los mismos cuidados de los datos que se tienen dentro de una organización y en su vida particular. En cada región del mundo es diferente, pero todos “están llenos de contradicciones, porque quieren gozar de la tecnología y sus comodidades pero sin sacrificarse”, añade.
Los usuarios, explica, aceptan que no ponen ninguna medida oficial para cuidar su privacidad y esperan que sea el gobierno o las empresas quienes se encarguen de garantizar la seguridad de sus comunicaciones. Ellos comparten todo tipo de datos en la red, pero no hacen nada especial por protegerlos y esperan que alguien más lo solucione.
PARADOJASLos internautas somos comodones, nos dice el estudio, y además paradójicos. Según resumen Nehme, tenemos tres principales paradojas:
► La paradoja de querer todo: Los consumidores dicen que quieren todas las comodidades y ventajas de la tecnología digital, sin embargo, dicen que no están dispuestos a negociar la privacidad para conseguirlos.
► La paradoja de la inactividad: Aunque los riesgos de privacidad afecta directamente a muchos consumidores, la mayoría dice que prácticamente no tienen ninguna medida especial para proteger su vida privada, en lugar de eso, colocan la responsabilidad en las personas que manipulan la información, tales como el gobierno y las empresas.
► La paradoja de compartir en redes sociales: Los usuarios de los sitios de medios sociales afirman que valoran la privacidad; sin embargo, dicen que comparten libremente grandes cantidades de datos personales - a pesar de expresar una falta de confianza en que las instituciones protejan esa información.
EXPLICACIONESMarcos Nehme asegura que la raíz para esta conducta puede explicarse en parte a la falta de concientización sobre el rol del usuario en el manejo de su seguridad. “Últimamente se ha visto en las noticias dedicadas al tema de la privacidad en Internet que prestan muy poca atención al cómo se sienten los consumidores acerca de los riesgos de su privacidad”.
Lo cierto es que existen una serie de hábitos como cambiar contraseñas o poner claves difíciles o leer las condiciones de renuncia a la privacidad de los datos incluidas en algunas aplicaciones descargables en los smartphone que la mayoría no cumple, aún cuando desean estar más protegidos. El incremento de uso de las redes sociales no ha hecho sino abrir la posibilidad de compartir información preocupándose poco de quienes acceden a los datos, quizás confiando en que alguien más haga algo al respecto.
“La explicación podría estar en que el uso de las redes sociales sigue en auge pero no la consciencia sobre como cuidarse en ellas”, admite Nehme tras recordar que los usuarios saben que su seguridad empeorará en las redes sociales durante los próximos dos años, pero no tienen claro cómo cambiar la situación y esperan que alguien más lo haga.
A pesar de que solo el 51% confía en la habilidad para proteger los datos personales que poseen dichas redes y casi el mismo porcentaje ha sufrido un hackeo de sus cuentas de correo o perdido su teléfono no hacen nada al respecto. ¿Qué se puede hacer frente a esta realidad? En el caso de los consumidores, afirma Nehme, lo que importa es reforzar la necesidad de conciencia de las cuestiones de privacidad y tomar medidas personales para proteger su propia intimidad.
CONSEJOS DE SEGURIDADPara darse este cambio de paradigma necesario sería, agrega el ejecutivo de EMC, poner en práctica estos consejos:
►Limitar la cantidad de información que se comparte acerca de si mismo en las redes sociales.
►No utilizar dispositivos o redes de propiedad del empleador para asuntos personales.
► Apagar el seguimiento de ubicación geográfica para la mayoría de aplicaciones móviles que no la requieren.
► Siempre cerrar la sesión de aplicaciones móviles y en línea cuando se haya terminado de usarlos.
► Investigar antes de conectarse a un Hot spots; utilizar autenticación de múltiples factores para el correo electrónico y otras cuentas en línea que se ofrecen.
►Mantener los dispositivos con las últimas actualizaciones de software y seguridad.
► Asegurarse de entender y hacer ajustes apropiados de la configuración de privacidad de los servicios de Internet, aplicaciones móviles y dispositivos que utiliza.
¿Estaremos los usuarios dispuestos a todo esto?