Aunque buena parte de sus vidas gira alrededor de una pelota, ello no ha impedido que varios futbolistas compartan esta pasión con sus empresas. Además del paso natural a las academias de fútbol, las apuestas en negocios se han diversificado.
Desde gastronomía hasta centros de entretenimiento para niños. Y es que, como explica Eduardo Flores, director general de la consultora Toque Fino, las academias de fútbol son un negocio estacional. “Es importante para los futbolistas hacer empresa pensando en el futuro. El fútbol es un deporte de alto impacto y dura pocos años”, agrega.
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Así, futbolistas como Adrían Zela y Claudio Pizarro, por ejemplo, tienen inversiones en negocios vinculados a la joyería y el entretenimiento; mientras que ex jugadores como Nolberto Solano han incursionado en el rubro gastronómico.