La historia de Café Q´ulto, cafetería que pronto abrirá en Lima
La historia de Café Q´ulto, cafetería que pronto abrirá en Lima
Claudia Inga Martínez

Una taza de envuelve más de una historia detrás. Historias como las de las 1.000 familias de caficultores de Huánuco, Ucayali y San Martín, que hoy forman la Cooperativa Agraria Cafetalera Divisoria. Muchas de las cuales abandonaron los cultivos de coca en los últimos 15 años para dedicarse al café.

El camino no fue fácil, pero lograron abrirse paso en el mundo de los cafés especiales certificados. Así nació Q’ulto, su marca propia de café especial tostado y molido, en presentaciones de 80, 85 y 90 puntos de catación (establecidos por la Q’Grader de la Speciality Coffee Association of America), que ostentan certificación orgánica y de comercio justo Fair Trade.

Café Q’ulto también fue el nombre que la cooperativa amazónica le dio a sus en  Tingo María (Huánuco) y San Martín, y que ahora está decidida a traer a la capital. Lith Montes, gerenta de Divisoria, sostiene que lo tienen proyectado para la segunda mitad del 2017. El distrito de Barranco se presenta como una de sus alternativas, por su ubicación.

La joven ejecutiva -hija de caficultores- calcula que la inversión para implementar esta cafetería ascendería a S/100 mil, contando las máquinas y el local.

Hace cinco años, nos cuenta Montes, Divisoria dio el salto a esta línea de negocio. “El sueño de todo productor es cerrar toda la cadena de valor y eso estamos haciendo”, refiere.

Si bien no es la única cooperativa que ha puesto sus ojos en tener una cafetería, es la primera de la Amazonía peruana -que engloba toda la cadena productiva- que  llegaría  a la capital y con un café certificado en el mundo.

Producción de café y más
Si bien su eje es el café, la cooperativa se sumó al cultivo de cacao hace unos años, cuando el precio del primero fue golpeado y los cultivos azotados por las plagas. A la fecha tienen en total 3 mil hectáreas de café y 2 mil de cacao. Así se inició la ruta de la diversificación.

De una producción promedio de 15 quintales por hectárea, el grueso se dirige a la exportación, donde Estados Unidos, Canadá, Alemania y Suiza son algunos de los mercados de destino predilectos, tanto para tostadoras como para cadenas de café. Divisoria cuenta con un almacén central, una planta, un laboratorio de control de calidad y molienda para mantener la buena condición de sus granos. “Tenemos catadores expertos y hemos creado mapas de calidad”, precisa Lith.

De acuerdo a la cooperativa, hoy el café representa el 49% de los ingresos por exportaciones, el resto lo componen tanto los envíos de cacao (48%), como su otra línea de negocio (abonos naturales).

Montes añade que además de las exportaciones, la cooperativa trabaja para desarrollar cada vez más productos terminados con su marca Q’ulto, para café y cacao.

El apoyo cafetalero
El café como producto alternativo a la coca significa un golpe al narcotráfico en la Amazonía peruana, anota Lith. En ese camino, la cooperativa Divisoria ha logrado desarrollarse también con el apoyo de DEVIDA, la cooperación de USAID y Socodevi, entre otras organizaciones. Así como con la colaboración estatal, en su momento.

Pero Lith sostiene que requieren más apoyo por el lado de capacitación empresarial. “Hemos ganado mucha experiencia. Ha sido difícil cambiar el chip en el medio del Huallaga, pero aun así hemos crecido. No obstante, creemos que podemos desarrollar ciertas competencias para tomar decisiones adecuadas como cooperativa”, señala. 
Ella confiesa que si bien su trabajo esta muy  bien planificado, a veces no han tomado decisiones tan favorables, lo que los ha llevado a tener más activos de los que necesitan y algunas deudas. “Por ello hemos hecho una reestructuración de la cooperativa internamente. Y  la gerencia, desde siempre, la rotamos entre los socios. Sabemos que esperar al Estado no debe ser el único medio”, anota.

¿Rentabilidad?
Aunque la producción del café va en aumento (se calcula 75 millones de quintales en el 2017), el precio no es tan rentable según Lith. No obstante, no ocurre lo mismo con  los cafés especiales certificados, por los que se paga más.

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