Tu abuela y la primera plana, por Jaime Graña

El miércoles pasado salí a cenar con dos de mis hijos a nuestro restaurante de pollo a la brasa preferido en Lima. Los miércoles se van convirtiendo en la fecha en que salgo a cenar y conversar con mi hijo menor o con mis hijos según la circunstancia. Es un espacio para compartir y conectar, para hablar de lo cotidiano y también de lo trascendental, para educar y para aprender de ellos. Valga el agradecimiento a Manolo Vega por la recomendación. Hazlo, el tiempo invertido con los hijos es el más gratificante en la vida.

El tema que puse sobre la mesa fue qué está pasando con el Perú y por qué. Inmediatamente ambos comentaron que la situación de corrupción se siente terrible, pero al tratar de entender qué pensaban sobre la causa que originaba el problema, ellos compartieron dos: egoísmo y falta de moralidad o integridad.

Rápidamente la conversación se hizo intensa pero empática, y derivó en el cuestionamiento del por qué la gente hace cosas que en el fondo sabe que están mal. Y mi hijo mayor se lo explicó al menor con una autoridad sorpresiva: “Trata de que lo que hagas siempre pase la prueba de tu abuela leyendo tu acción como noticia en la primera plana, ¿cómo se sentirá? ¿Será el sentimiento de vergüenza o de orgullo? Esa prueba te dará la respuesta”. Esa prueba debería motivarnos a todos a ser más conscientes de nuestras acciones y pensamientos, y del impacto que tenemos como ejemplo. 

Les comenté que lo que yo hacía era llevar al extremo mi acción, qué pasa si todos en el país o el mundo realizan esta misma acción al mismo tiempo, ya sea tirar un residuo de fruta en un jardín o no pedir boleta o factura; pero también qué pasa si donas tu tiempo, ayudas a alguien o recoges un poco de basura en la playa, pues aplica tanto para las cosas buenas como para las malas. Hacer el bien motiva y genera ejemplo; hacer el mal también es contagioso. 

La situación del país está como está porque la gente sigue el ejemplo; si tú no pides factura o tiras basura, el otro toma el ejemplo. Y terminamos como estamos, con una sociedad con cáncer. Curable, estoy seguro, pero que necesita tratamiento urgente.

Desde hace algunos años he comenzado a tomar consciencia del impacto que tengo en las personas y el medio ambiente. Primero cambié a un carro eléctrico cuando viví en el extranjero, y también decidí llevar conmigo, en mi mochila de trabajo, un vaso colapsable, un tomatodo, un tenedor-cuchara, cuchillo y cañita, y una bolsa, todos reusables para minimizar o parar mi uso de plásticos descartables de un solo uso.

Poco a poco me he ido informando del problema mundial que tenemos y de la necesidad de acción. Según el Earth Day Network, son casi 2 millones de bolsas por minuto que se desechan a escala mundial, son más de 25’000.000 de vasos de espuma de poliestireno que se desechan al año solo en Estados Unidos, y la más terrible de las cifras es que se han consumido 480 mil millones de botellas de plástico en el mundo en el 2016, casi un millón por minuto. 

Nuestra consciencia del problema y nuestros sistemas de reciclaje son casi inexistentes, y la mayor parte del plástico acaba en el mar o en botaderos que contaminan nuestro ambiente y generan riesgos para la salud, la flora, fauna y la vida marina de la que tanto dependemos.

Es por eso que me embarqué en un proyecto fotográfico y videográfico con Camila Toro para hacer una muestra en el Callao a partir del 25 de este mes para generar consciencia sobre la gran necesidad de disminuir nuestra huella de basura, usando las 5 R del Earth Day Network: reduce, rechaza, reúsa, recicla, remueve.

A la vez se debe destacar la gran labor de la Municipalidad de Surco con sus programas Surco Verde y Surco Recicla, e invitar al resto de municipios y próximos alcaldes a hacer de este esfuerzo parte clave en sus planes de trabajo.El plástico es un material milagroso y muy útil, es el abuso y el mal uso lo que tiene que cambiar.Sé el cambio que quieres ver en el Perú.