Aniego causó graves daños en San Juan de Lurigancho. (Foto: Giancarlo Ávila /GEC)
Aniego causó graves daños en San Juan de Lurigancho. (Foto: Giancarlo Ávila /GEC)

Consternado por las noticias del en y en el proceso de preparación de este artículo, me puse a revisar las noticias sobre este desafortunado hecho. Para mi sorpresa, encontré la siguiente noticia en “Perú21”: “En menos de un mes, y al igual que en Villa María del Triunfo y en Carabayllo, un tercer aniego se extendió por horas en Lima. Esta vez, la pesadilla ocurrió en la Panamericana Sur, en Villa El Salvador, debido, nuevamente, a que una tubería de desagüe de colapsó”. 

Lo sorprendente de esta noticia es que ocurrió el 17 de enero del 2013, hace 6 años. ¿Guerra avisada no mata gente? Desgraciadamente, aniegos por colapso de las redes de desagüe han sucedido en el pasado y el de SJL no es el primero, aunque por su magnitud, duración y daños sobre la población sea probablemente el más grave.





Me pregunto si la reacción de la opinión pública hubiera sido tan moderada si hubiera ocurrido un problema similar en alguna empresa de servicio público en manos privadas. Lo dudo. Si el problema hubiera sido en telecomunicaciones o distribución eléctrica, se hubiera armado un escándalo mayúsculo del que probablemente varios políticos hubieran aprovechado. 

Dudo además que los damnificados se hubieran contentado con una compensación de mil soles. Aun cuando ni telecomunicaciones ni la electricidad son tan esenciales como el tema del agua y el desagüe, me resulta difícil pensar en que un apagón o quedarte incomunicado por varios días pueda ser tan grave como tener 50 centímetros de desagüe en tu sala, dormitorio y cocina. ¿Qué preferiría usted, estimado lector?

¿Por qué hay este doble estándar? No lo entiendo. Es evidente que Sedapal tiene una enorme brecha de infraestructura y que necesita grandes inversiones. A lo largo de los últimos años se han propuesto varias soluciones. Por ejemplo, se sugirieron contratos de gestión para las empresas de agua y saneamiento. A través de dichos contratos, un privado puede expandir, operar y mantener redes con metas de gestión prepactadas. Estos contratos no son nuevos. AFIN estimaba que un 70% de los servicios que brinda Sedapal están tercerizados.

Es imposible pensar en una mayor inversión sin algún ajuste tarifario; sin embargo, este no sería muy grande, porque una mejor gestión permitiría recuperar parte del agua que se pierde (35%). Lamentablemente, cada vez que se insinúa que el participe, se sataniza el tema y se acusa de querer privatizar a la empresa.

Desgraciadamente, parece ser que la gente prefiere que su casa se inunde de aguas fecales antes que el sector privado colabore en la provisión del agua y desagüe. Deseo que no tengamos que esperar hasta el próximo aniego para buscar una solución permanente.