
Es increíble constatar cómo, en las últimas décadas, la aviación ha pasado de ser un espacio casi exclusivamente masculino para abrir sus puertas de manera creciente a las mujeres, convirtiéndose en un actor clave para reducir la brecha de género en el mundo laboral. Según la Organización de Aviación Civil Internacional, a principios del 2000 apenas un 3% de los pilotos comerciales eran mujeres; hoy esa cifra se ha elevado hasta alrededor del 5,2% a nivel global. Aunque este avance parezca modesto, representa un crecimiento anual sostenido y un paso firme hacia la paridad en una industria de alta tecnicidad y responsabilidad.
En América Latina y el Caribe, la evolución ha sido igualmente constante. En la década del 2010, las aerolíneas regionales registraban apenas el 2,5% de mujeres en cabina de mando. Para el 2020, esa proporción superó el 4%, y en el 2025, el 6% en algunos mercados maduros como Brasil y Chile. En control de tráfico aéreo, la región incluso destaca mundialmente: cerca del 30% de los controladores son mujeres, frente al 20% que promedia el resto del planeta. Estas cifras no solo reflejan un cambio cultural, sino también el impacto de políticas de estímulo a la formación técnica y de programas de mentoría específicos para jóvenes talentos femeninos.
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En este escenario, Sky demuestra que el compromiso institucional puede acelerar resultados. Hace cinco años, nuestra plantilla de pilotos estaba compuesta en un 5% por mujeres; hoy ese porcentaje asciende al 1% en el conjunto del holding y al 11,3% en la operación local. Así hemos duplicado el promedio global y superado el promedio nacional, que se sitúa en torno al 5,5%.
Esta transformación se ha logrado gracias a múltiples iniciativas implementadas desde las aerolíneas interesadas en promover alianzas con instituciones profesionales que inspiren esta vocación en niñas y mujeres en etapa formativa, así también se otorgan becas de vuelo y se promueven campañas de comunicación que visibilizan rutas de éxito. Todas estas acciones van creando oportunidades para seguir incorporando mujeres en todos los frentes de las operaciones aéreas.
Celebramos con entusiasmo cómo la participación femenina ha trascendido la cabina de mando para arraigarse con fuerza en el ámbito corporativo. En el Perú, contamos con un equipo directivo donde el 48% de los puestos de jefatura, subgerencia, gerencia y dirección están ocupados por mujeres. Un rango similar en su fuerza laboral presentan otros actores del mercado. Y es que coincidimos en que, al elevar la representación femenina, se promueven nuevos estilos de liderazgo, diversidad de pensamiento y un entorno de trabajo más inclusivo.
Equilibrar la presencia de mujeres y hombres en la industria no es cuestión de “cumplir una cuota”, sino de valorar el talento y esfuerzo. Cada aterrizaje liderado por una piloto certifica que la excelencia no distingue género. Con procesos transparentes, formación de alto nivel y fe en el mérito, construiremos una aviación inclusiva: más justa, más fuerte y verdaderamente representativa de nuestra sociedad.

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