"Mes a mes esta situación se ha vuelto más insostenible, ocasionando el cierre definitivo de muchas empresas fruto del sacrificio diario de largos años". (Foto: GEC)
"Mes a mes esta situación se ha vuelto más insostenible, ocasionando el cierre definitivo de muchas empresas fruto del sacrificio diario de largos años". (Foto: GEC)
Mitsuharu Tsumura

Hasta antes de la pandemia, la y el venían en un crecimiento constante. Tenían planes de inversión de largo plazo, reinvirtiendo sus utilidades y endeudándose para seguir creciendo.

De un día para otro el rubro pasó a tener cero ingresos por varios meses (como muchas otras industrias) y luego ventas que en promedio solo llegan apenas al 25% de los montos anteriores.

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Mes a mes esta situación se ha vuelto más insostenible, ocasionando el cierre definitivo de muchas empresas fruto del sacrificio diario de largos años. Y en otros casos, la obligación de endeudarse de por vida para salvar la situación y poder reconstruir todo casi desde cero.

En este escenario tan difícil, la unión y trabajo colectivo que llevaron a la gastronomía a su desarrollo y reconocimiento no serán suficientes para superar esta crisis. Se va a requerir un plan integral de recuperación y apoyo del Estado para sostener y reactivar los restaurantes, hoteles y todo el sector turismo, el cual da millones de empleos a peruanos y que es motivo de orgullo nacional.

Nuestra industria siempre tuvo la filosofía de dar antes que recibir. Pero esta vez sí se va a requerir un plan integral en donde el sector privado, como lo hizo durante todos estos años, se una para trabajar con más fuerza que nunca para recuperar la actividad gastronómica. Esto solo lo podremos lograr en conjunto con el apoyo del Estado y con políticas audaces que aceleren este proceso de recuperación. Se requiere un horizonte de por lo menos dos años para asegurar que esta industria vuelva al 100 por ciento y así se recuperen los puestos de trabajo que tanto se necesitan hoy en día.

La gastronomía no comienza y termina en la mesa de un restaurante. Empieza en el campo, en el mar, en la pequeña agricultura, desde donde se embarca en un camino de transformación donde la reivindicación y la innovación le dan un valor añadido. Son millones de personas las que pertenecen a esta cadena gastronómica, que dependen de ella y que se están viendo hoy gravemente afectadas.

Cuando iniciamos el sueño de lograr que un día el mundo se enamore de la cocina peruana, lo hicimos convencidos de que ello ayudaría a dar a conocer una nueva imagen del Perú en el mundo. Sabíamos que además ello ayudaría a promover el turismo y los productos peruanos. Pero sobre todo soñábamos con que una cocina peruana reconocida en el mundo llevase un mensaje de orgullo y unión entre nosotros.

Al comienzo nos creyeron locos al pretender competir con Francia, España o Italia. Pero finalmente lo logramos. Lo cierto es que en estos últimos años el Perú es el único país que ha logrado internacionalizar su gastronomía, sumándose a las que ya lo habían logrado antes. Es por ello que todos los países que tienen una cultura gastronómica con potencial invirtieron enormes recursos tomando como ejemplo lo alcanzado por la gastronomía peruana.

Antes de la pandemi, miles de familias decidían visitar el Perú porque entre otros atractivos soñaban con disfrutar en vivo de esa maravillosa cocina peruana. Dicen que recordar es vivir y que olvidar es morir. No dejemos que estos rubros que tanta alegría nos han brindado a todos lleguen a un punto de no retorno, lo cual es posible. Esta labor no solo les compete a los miembros de estos, sectores sino también al apoyo de todos nosotros.

Que este espíritu de colaboración compartida, de unión y de esfuerzo colectivo que siempre caracterizó a la gastronomía peruana, sea válido para toda actividad y para cada uno de nosotros.

En la medida en que todos nos ayudemos, todos saldremos adelante.

Juntos.

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